Y, ya lo decía –aplicado a nuestro entorno electoral- un clásico filósofo de la salsa: Sorpresas te da la vida. Ojalá ese fenómeno electoral que tímidamente se vislumbra en una que otra encuesta vaya in crescendo hasta convertirse en un fenómeno electoral de indiscutibles repercusiones históricas a favor de la democracia integral en el país. Por ahora vamos, en alerta amarilla.
Hace más o menor un mes, apareció Navarro Wolff con un buen repunte a su favor en caso de ser candidato presidencial. Y, hace dos días en un sondeo hecho por Datexco sobre la intención de voto para las elecciones presidenciales de 2014 Santos registró un 22.4 por ciento, y algo realmente sorprendente: Clara López obtuvo un 22 por ciento. Así las cosas, y basados en esa encuesta -obvio transitoria- en caso de ser Santos el candidato, no la tiene tan fácil para ganar sobrado en primera vuelta.
Con Clara López ocurre algo de especial significado: representa la oposición a Santos. Es decir, no es una candidatura colocada en la sombra de un punto intermedio gris que es apoyo vergonzoso y calculado a Santos, sino todo lo contrario: es el Polo opuesto conceptual y políticamente a su mandato. Y aquí vendría una pregunta por demás interesante: ¿Tiene algo que ver ese repunte de la oposición a Santos con el crecimiento en las encuestas de la candidata presidencial de la oposición?
De ser así – y ojalá lo sea- el futuro político en el país quedaría –para fortuna de los colombianos- atado al movimiento social y su avance o retroceso. En otras palabras, si Santos asume los cambios estructurales reclamados por las mayorías sociales –más allá del sólo proceso de paz- abanderaría una propuesta de gobierno con calado popular.
De lo contrario, y a la fija –póngale la firma- la alerta electoral que hoy está en amarilla pasará a naranja y terminará en rojo para el establecimiento, por demás hegemónico y oligárquico.
La ubicación del debate presidencial ligado a los temas sociales de mayor impacto social, traería una importante cualificación conceptual e ideológica para la democracia colombiana. Los electores tendrían que votar conscientemente por el hoy y el ahora, entendiendo la importancia y la trascendencia del voto.
¿Para qué carajos sirve a los paperos de Boyacá seguir siendo un fortín del partido Conservador si lo único que han ganado con las políticas de los gobiernos godos ha sido mayor pobreza y miseria?. Otro tanto, -y aquí por nuestro ladito- podrían preguntarse los agricultores liberales?. Las alertas electorales están prendidas. Afortunadamente.
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