La matrioska o muñeca rusa -como presuntamente lo sabemos todos- son muñecas huecas por dentro que en su interior albergan una nueva muñeca, y ésta a su vez otra, que van saliendo lógicamente como ha ocurrido con fenómenos políticos especiales de corte constitucional en Colombia.
La primera muñeca levantada fue la Corte Suprema de Justicia, que a partir de la Constitución de 1991 siguió llevando el nombre pero en la realidad institucional dejó de ser “suprema” para dar paso a la Corte Constitucional que, en verdad, constituye la verdadera Corte Suprema en el país. Luego el Ejecutivo, con un “articulito” que estableció la reelección presidencial, marcó el ritmo constitucional de ser la siguiente poderosa muñeca matrioska a la colombiana.
Pero en 2013, aparecieron todas las muñecas rusas que descansaban en paz en el texto solemne de nuestra Carta. La Contraloría General de la República mostró sus dientes fiscalizadores y dejó sentados y contestados hasta los magistrados del Consejo Superior de la Judicatura, la Contaduría General de la Nación y le armó tremendo lío personal al propio Fiscal General. Pero la que conmocionó institucionalmente al país, sin lugar a dudas, fue la Procuraduría General de la Nación, que tumbó a diestra y siniestra cabezas de gobernadores, altos funcionarios y alcaldes en toda Colombia, y apareció entonces como la muñeca de mayor poder institucional en la Nación. Casi sienta al propio Presidente de la República a dar explicaciones a una funcionaria subalterna, en un evento que de haberse realizado, de hecho, había instituido una sui generis dictadura constitucional de orden nacional.
Sin embargo, el juego de muñecas rusas en este campo no termina, sino que se prolonga interesantemente. Levantada la Procuraduría aparece ahora con más poder que aquella, la Fiscalía General de la Nación. Le puso tatequieto -a buena hora- al Procurador. Y, está demostrando que tiene la competencia constitucional para controlar el desmedido y descontrolado poder que exhibe con arrogancia monseñoresca el jefe del Ministerio Público. Pero, a la sombra se mantiene la “suprema”: la Corte Constitucional que al final tendrá que definir y precisar competencias en un sano y didáctico proceso de ajustar la Constitución a los retos del día a día sin que pierda su calidad de ser la norma de normas, que dirige, orienta y precisa funciones y derechos en Colombia. Para tranquilidad y serenidad institucional, si el país se mueve en estas instancias, la Constitución se fortalecerá indicando el norte que permita avanzar en la consolidación del Estado Social de Derecho.
Disparitos:
Sin lugar a dudas, en breves de prensa el mejor confidencial del año podría ser el de la dedicatoria de la tesis de grado del procurador Alejandro Ordóñez, publicado en la pasada Semana:
“A nuestra señora la Virgen María, madre de Dios y madre nuestra, corredentora del linaje humano (…) suplicándole la restauración del orden cristiano y el aplastamiento del comunismo ateo para que brille por doquier la fe católica…”. Sin comentarios.
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