El conocimiento: ¿Necedad o vanidad?

Camilo González Pacheco

En los primeros momentos del cristianismo el conocimiento se consideraba una necedad. Bastaba con tener fe. Literatos, filósofos y científicos fueron abominados y perseguidos. Algunos pagaron con su vida, sus obras y sus libros fueron eliminados. Fue lo que sucedió con los escritos de Demócrito, Celso y Porfirio, entre otros. Algunos quemaban ellos mismos su biblioteca, presas del pánico; otros muchos se exiliaron. A tal grado, llegó la persecución de los autores llamados paganos o infieles por los cristianos. Uno de los crímenes más abominables, fue el de Hipatia, filósofa, astrónoma y matemática, despellejada cruelmente por los denominados parabolanos, personas fanáticas e ignorantes dirigidos por el obispo Cirilo, en el marco de la pugnacidad cristiana contra el paganismo. Todo esto por el desprecio del saber, pero sobretodo por ir en contravía de las creencias cristianas. Obviamente, eran otras épocas por fortuna ya superadas, y lejanas a estos lares.

Recientemente, nuestra vicepresidenta Martha Lucía Ramírez, nada menos que en la Segunda Cumbre de la Misión Internacional de Sabios, afirmó que el conocimiento por el conocimiento, era -ya no necedad- solo vanidad. Señaló que la aplicación del mismo, por el bien de la humanidad, era lo que hacía la diferencia, lo que según algunos, plantea que los ciudadanos deben estudiar carreras que tengan alguna utilidad, descartando aquellas que no la tengan como la filosofía, literatura y lingüística entre otras.

Por supuesto, fue bastante criticada por muchos intelectuales. Entre ellos, representantes de diferentes Universidades. Ignacio Mantilla, trajo a colación una frase de Carl Jakob Jacobi, conforme a la cual las matemáticas existen “por el honor del espíritu humano”. Moisés Wasserman, recalcó que los más grandes avances de humanidad, surgieron de la búsqueda del conocimiento por el conocimiento; y, que los países desarrollados financian la investigación impulsada solo por la curiosidad. Alejandro Gaviria, acotó que el conocimiento por el conocimiento, ha sido la utilidad de lo inútil. Brigitte Baptiste, rectora de la EAN, agregó que siempre se va a necesitar de la poesía, las artes y el gozo para encontrar el camino del conocimiento, que no tiene fronteras entre lo aplicable y lo que no.

Recientemente fueron galardonados con el premio Nobel de física Michel Mayor y Didier Queloz, quienes demostraron que el Sol no es la única estrella con un sistema planetario; los acompañó en el premio James Peebles, cuyas investigaciones teóricas sobre la radiación de fondo cósmica (llamada ecos de big bang) nos permiten deducir cómo era el universo en su infancia. Hasta el momento no hay utilización práctica de estos conocimientos. Pero no son necedad, ni vanidad: son sabiduría y humanismo. Afortunadamente.

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