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La causa penal contra el senador Mario Castaño es una radiografía de cómo funciona la política colombiana. No estamos en presencia de una manzana podrida. Es más bien la regla general, y desnuda la descomposición a la cual hemos llegado. Castaño era la cabeza visible de una ‘banda criminal electoral’, con tentáculos en un oscuro entramado que quizás nunca conozcamos totalmente, en razón del poder y de la impunidad de que gozan sus padrinos, quienes hoy guardan taimado silencio. Esa ‘organización’ se dedicaba a diferentes actividades ilícitas, entre ellas a la extorsión de funcionarios y contratistas. Muchas de sus víctimas trabajan o trabajaban en la Agencia Nacional Minera, ANM, en donde cientos de contratistas tenían un ‘tío’ o un ‘astrólogo’, como estos llaman al congresista patrocinador. Esos contratistas le han hecho pagos a varios senadores y representantes.
Otra ‘unidad de negocio’ consistía en conseguirles partidas presupuestales a los alcaldes, para que estos a su vez adjudicaran contratos a su cuadrilla de contratistas. El senador vendía su voto al Gobierno, a fin de que tuviera ‘gobernabilidad’ y éste le pagaba con rebanadas del presupuesto. Así funciona el ‘negocio’. A eso se reduce el trabajo ‘parlamentario’ del ochenta por ciento de congresistas. Por eso muchos de ellos nunca intervienen en el congreso. El ‘modelo’ se retroalimenta de forma expansiva, cada día la telaraña criminal involucra a más gente de diferentes esferas. El resultado es la degradación de casi todo el cuerpo político, pues corrompe gobernadores, diputados, alcaldes, concejales, funcionarios de los organismos de control y de la administración de justicia. Esa cadena criminal comienza en el Palacio de Nariño y se irriga a través de ministerios, institutos y agencias. Álvaro Gómez lo denominaba el ‘régimen’. Esta semana Blu Radio denunció otro caso más de corrupción. Funcionarios de Planeación Nacional y de la Contraloría General, en complicidad de congresistas, la mayoría del partido conservador, mandatarios locales y contratistas, habrían creado una red para quedarse con el 12 % de los recursos del Ocad-Paz. Entre junio y diciembre de 2021 se embolsillaron ¡500.000 millones de pesos!
A Petro le espera una dura tarea. Tiene que iniciar un proceso de ‘regeneración’ política. Ha prometido quitarles a los congresistas la capacidad para intermediar recursos entre el Estado y los territorios. ¡Excelente! Esa es la principal fuente de corrupción, y si ésta no se derrota va a ser muy difícil realizar el cambio social anunciado. No habrá reforma tributaria que alcance. Muchas personas están decididas a pagar más impuestos, pero rápidamente se desmoralizarían si ven que continúa la corrupción. También hay que hacer higiene en los organismos de control, en la administración de justicia y en las fuerzas armadas, por ello debe tener sumo cuidado con los piratas, no solo de mar sino de agua dulce y de carretera, que se están subiendo al barco y aspiran a reproducir el degradado sistema. El Acuerdo Nacional no puede ser una hoja de parra para tapar vergüenzas.
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