Camino del infierno

Guillermo Pérez Flórez

Europa está viviendo el verano más caliente y seco de los últimos 500 años. En España han muerto por golpes de calor o causas asociadas a éste cerca de 2.500 personas, muchas de ellas mayores de setenta años. Países en donde llueve a menudo, como el Reino Unido, se han presentado sequías y temperaturas elevadas nunca antes registradas. Los embalses españoles están en niveles mínimos y varios ríos europeos experimentan una disminución de sus caudales cercana a cero litros, causando la muerte de cientos de miles de peces.
PUBLICIDAD

Para acabar de completar la tragedia, este será el peor año en superficie quemada en casi tres décadas, los españoles han visto arder más de 280 mil hectáreas. El Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales (EFFIS), asegura que 2022 está siendo la temporada de fuegos más devastadora desde la puesta en marcha del sistema en el año 2000. Según fuentes autorizadas el reino ibérico debe prepararse para una africanización de su clima, en 2050 Madrid podría tener la temperatura de Marrakech (Marruecos). La principal causa de todo esto es el calentamiento global o el cambio climático, si se prefiere. Dante Alighieri dice que el infierno, que no es ardiente sin helado, producto del "corazón frío, cerrado a los otros, a la sociedad”. Aunque es una visión contraria de la visión más moderna, para la cual el infierno es el castigo divino a vivir entre las llamas por nuestros pecados, tienen en común el egoísmo y la codicia humanas.  

Comencé este artículo hablando de Europa porque personalmente en casi 25 años no había experimentado tanto calor como en esta temporada en España, durante los primeros días de haber llegado casi no pude salir de casa hasta la noche. Sin embargo, es necesario volver a la patria y pensar en el Parque Nacional Natural Los Nevados, la cuna de los nevados del Ruiz, Tolima, Santa Isabel, El Cisne, Quindío y el Paramillo de Santa Rosa, los tres primeros permanentes, los últimos sólo ocasionales por pérdida del hielo glaciar, un fenómeno que se agravó durante la segunda mitad del siglo XX. En Colombia han desaparecido trece de los diecinueve nevados que existían. Hace dos años, el Servicio Geológico Colombiano alertó que los nevados del Tolima y del Ruiz perdían hielo aceleradamente. En medio siglo, no hemos hecho casi nada para evitar su desaparición.  

El cambio climático es una realidad, no el apocalipsis descrito por científicos que buscan manipular y vender una historia de terror. Se requiere aceptarla y prepararse para enfrentarse a él, si es que aún nos queda tiempo. Sus diferentes manifestaciones las estamos viendo cada día, sequías, olas de calor, aumento del nivel del mar, lluvias incontroladas, desaparición de glaciares, destrucción de ecosistemas. Estamos viviendo un momento histórico que nos obliga a repensar muchas cosas, la manera como nos relacionamos con los otros y sobre todo con la naturaleza. Hay que revisarlo todo, el modelo económico, el modelo político, el modelo energético, el régimen tributario, a fin de castigar el consumo suntuario y disponer de tributos para paliar los impactos socioambientales del sistema actual. Es necesario movilizar a la sociedad entera en esa dirección. Ha llegado la hora de dejar atrás el capitalismo salvaje, es el momento de la bioeconomía. De esto no sé nada, que hablen los expertos. Lo que sí sé es que vamos camino del infierno.

Guillermo Pérez Flórez

Comentarios