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Pijao Editores tiene en su trayectoria grandes realizaciones, muchas de las cuales giran en torno a la historia y a la cultura de nuestra tierra. Hablo desde el desconocimiento, por supuesto, pero dudo que existan muchas editoriales en otras partes del país que hayan contribuido tanto a la construcción de identidad y memoria regional. Obras como el Manual de Historia del Tolima constituyen verdaderos hitos, igual que los libros sobre los pintores o los protagonistas del siglo XX. Gracias a su gestión centenares de plumas han realizado el sueño de publicar un libro. Algo que todas las personas deberíamos hacer en algún momento, pues no existe vida alguna que no merezca ser contada, testimoniada y compartida.
Cada ser humano lleva un libro adentro, ya sea de lo que vivió directamente o de lo que vivieron otros. Escribir un libro es una forma de prolongar la existencia, confiere la posibilidad de seguir conversando después de la muerte. A este proceso ha ayudado Pijao Editores a cientos de personas, ya sean plumas consagradas y reconocidas, como recién iniciadas o incluso, para decirlo en palabras de Carlos Orlando, escritores de fines de semana. Al fin y al cabo son más de 500 títulos.
Ahora bien, esta empresa editorial no se ha quedado encerrada en las limitadas fronteras de la patria chica. No. Sus actividades trascienden al ámbito nacional e internacional. Me atrevo a afirmar que hoy por hoy tienen una de las más grandes redes de contactos en el mundo de la cultura y de la literatura.
Los hermanos Pardo, y obviamente incluyo a Pablo, quien regenta la editorial hermana, Caza de Libros, son referentes en el mercado editorial colombiano, y gracias a su capital relacional han podido convocar congresos de alto nivel, como el encuentro internacional de colombianistas, que acaba de llevarse a cabo en Ibagué, en el marco de la celebración de los cincuenta años, en el que participaron intelectuales nacionales y extranjeros.
Estas bodas de oro, iniciaron con un precioso concierto de viola y piano en el conservatorio del Tolima, ‘El pianista que llegó de Hamburgo’, para rendir homenaje a la obra del novelista Jorge Eliécer Pardo, quien pronunció unas sentidas y bellas palabras. Quiero destacar también el lanzamiento de la esperada novela del historiador y novelista Álvaro Cuartas Coymat, ‘No hay que morir para conocer el cielo’, la cual seguramente va a dar mucho de qué hablar, pues la historia de su escritura y publicación es en sí una novela.
Estas bodas de oro ingresan a la galería histórica del Tolima, como una de las grandes realizaciones culturales que se han dado en este suelo. Deseo que los segundos cincuenta años sean tanto o más exitosos que éstos. Pijao Editores es ya una de las señas de identidad de nuestra tierra. Desde aquí, mi reconocimiento y felicitación sincera. Para el Líbano, para Ibagué, para el Tolima todo, es un acontecimiento. Son 50 años. Se dice pronto, pero son toda una vida.
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