La real “Minas del Sapo”, cuna de la expedición botánica

Héctor Manuel Galeano Arbeláez

Hornos, acueductos, arrastres, tanques de lixiviación, cimientos, restos de edificaciones y una casa construida utilizando las paredes en piedra labrada de la que se dice fue de la Capilla del Real y habitación de José Celestino Mutis, hacen parte de las ruinas esparcidas en unas cuatro hectáreas del inmueble rural denominado El Sapo, ubicado en La Manga, inspección de policía del Municipio Valle de San Juan, a 49,1 Km de Ibagué.
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Estas ruinas son un monumento Nacional no declarado como tal, pero sí abandonado como patrimonio cultural e ignorado por lo que significa para la Historia de las ciencias del país, que deben ser rescatadas y justifican la reseña de algunos momentos de la vida de José Celestino Mutis y especialmente su proyecto de escribir la Historia Natural de la América Septentrional que terminó convertida en la Real Expedición Botánica.

Mutis parte de Cádiz hacia Cartagena de Indias el 6 de  septiembre de 1760 con el Virrey Pedro Messia de la Zerda y en Santafé, desde un principio, tuvo que dedicarse a muchas actividades que lo alejaban de su idea central de investigar y escribir sobre la Historia Natural de estas tierras, debiendo ocuparse de la salud del Virrey, pues Mutis era médico.

En su diario destaca que sostenía correspondencia con el fundador de la Botánica Moderna, el sabio sueco Carlos Linneo, con otros científicos y con Humboldt y que el mismo Virrey lo designó como profesor del Colegio Real Mayor de Nuestra Señora del Rosario. Pasa el tiempo, Mutis le insiste al Virrey en que el objetivo de su viaje a estas tierras es escribir y publicar la Historia Natural de las mismas, pero no logra el respaldo prometido para su iniciativa.

El médico y botánico también era minero y por eso en 1765 cuando se constituyó en Santafé una compañía para explotar la mina San Antonio en Pamplona, Mutis hizo parte de ese equipo, dirigió la explotación y continuó sus observaciones para el proyecto ya citado. Allí duró 4 años y  fortaleció su correspondencia con Carlos Linneo.

Mutis también persistía en su vocación sacerdotal y ello lo llevó a solicitarle al Papa Clemente XIII licencia para  ser promovido a las sagradas ordenes y tras cumplir todas las exigencias de la Iglesia, Mutis se ordena a la edad de cuarenta años en 1772.

Las primeras noticias de las Minas del Sapo las da Fray Pedro Simón en 1590 y Mutis visita por primera vez estas minas en 1772, el mismo año de su ordenación sacerdotal y regresa a promover su segunda empresa de Minas en el Real del Sapo, en jurisdicción de Ibagué a principios de 1777 y allí permanece hasta 1782.

Esta permanencia en el Sapo constituyó el logro más grande de Mutis en el Nuevo Reino de Granada. El reconoce que “…es cierto que jamás me he visto con más tiempo para dedicar a las ciencias.” Allí fue donde logró las proporciones y oportunidades más favorables para aumentar sus observaciones y hacer rápidos progresos en sus nuevos descubrimientos y fue allí donde el Arzobispo Caballero y Góngora le prometió el apoyo que se le había negado durante 20 años y la idea de la Historia Natural se convirtió en la Real Expedición Botánica.

Como era de esperarse, la mayor preocupación de Mutis en el Real de Minas del Sapo fue su Historia Natural y gracias a ello logró, de acuerdo con el Profesor Raúl Echeverry, “reportar y describir minuciosamente 420 especies de plantas y 80 especies animales”. Descubrió el maicillo cimarrón. Zea sylvestris y descubrió 24 grupos de hormigas.

El mismo Echeverry considera el Sapo como “la Antesala de la Real expedición, ya que muchos de los trabajos realizados por Mutis en dicho sitio sirvieron de base para las posteriores observaciones en La Mesa y Mariquita. En efecto, la diversidad de especies tanto vegetales como animales eran comunes en estos lugares, pero ya se habían descrito y observado en el Sapo.” 

HÉCTOR GALEANO ARBELÁEZ

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