“Por la maleta, se conoce al pasajero”

Hugo Patarroyo Murillo

El anterior adagio, tomado de la “sabiduría popular”, sirve para referir un tanto la política y, sobre todo, a lo que puede llegar a ser un individuo, frente al manejo de los distintos niveles del Estado. Es, una primera impresión que puede ser fallida pero, algo dice de sus ideales, de su academia, de sus metas, de sus propósitos.
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“Para bien, o para mal”, como diría el inigualable López Michelsen, las primeras intervenciones en lo público, van marcando el derrotero del hombre o la mujer paladinos. No es fácil, guardando principios éticos, llegar a ser Presidente, Gobernador, o Alcalde y mucho menos, ser representante de un electorado en la Cámara o el Senado.

Hay que, no solamente tener “ganas”, sino también, poseer la capacidad suficiente para realizar una muy buena gestión.  En ocasiones, personas tal vez, bien intencionadas pero  incapaces, se proyectan a ocupar cargos de elección popular. Los tolimenses no tan jóvenes, recuerdan las actuaciones del famoso “Goyeneche”, que decían, era un profesor de la Nacional en Bogotá y se había desquiciado, tratando de aprender de memoria, la famosa “Tabla de  Logaritmos”. Goyeneche proponía cositas como: “la pavimentación del río Magdalena”, una “cornisa” que cubriera a todo Bogotá para evitar las fuertes lluvias, convertir “la chicha” en champaña, acabar con la alopecia en los hombres, etc. etc. Goyeneche fue varias veces, candidato presidencial.

El panorama político en Colombia, se encuentra un poco enredado. Aspirantes de todo y para todo. Lo más reciente (de unos meses, para acá) es, un candidato fabricado por los grandes medios de comunicación. Un exministro, al que no le colocan “exministro”, sino exrector, porque, da más “good-will” haber sido por poco tiempo, rector de la mejor Universidad del país que, haber conformado por años, un gabinete ministerial.

Adicionalmente, todos quieren ser de “Centro”, sin saber siquiera qué es eso del Centro, qué significa en política. Y todo,  porque las encuestas indican que los colombianos no quieren las extremas, mejor dicho “Ni tanto que queme al Santo, ni tan poco que no lo alumbre”. Con el propósito de “coronar”, se ven alianzas de todo tipo: rojos con amarillos, verdes con azules, rosados con negros, multicolores con un solo color, etc. etc. Lo cierto es que, en esas “componendas” no existe, no hay, no se ven, acuerdos programáticos. Lo que se dan, son pactos “por debajo de la mesa”, por si se llega a la meta. Como diría acertadamente y, a manera de crítica, el concejal de Ibagué, Rubén Darío Correa: “todo para la mochila”.

El único grupo que ha tenido claridad meridiana  es, la “COALICIÓN DE LA ESPERANZA” que, desde sus comienzos estableció “unos mínimos” para llegar a conformar ésa asociación que hoy lideran Robledo, Cristo, Galán, De la Calle y Fajardo.  De allí su gran aceptación por parte de los colombianos.

Con  los pies en la tierra, sin proponer cosas absurdas, sin mentirle a nadie y abiertos al diálogo, se ha visto coherencia entre lo que dicen y lo que hacen. Con un amplio conocimiento de lo que es esta nación y su gente, parten de una premisa fundamental: NO al clientelismo y NO a la corrupción. Eso NO es negociable. El resto, viene por añadidura. Que se vincule el que quiera, pero pasando primero, su equipaje por el “escáner”. Por aquello que…. “por la maleta, se conoce al pasajero”.

HUGO PATARROYO MURILLO

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