PUBLICIDAD
Individuos que nunca habían tenido acceso a algún tipo de peculio, se enloquecen con el dinero obtenido, principalmente cuando se logra éste, por medios ilícitos. Hay tal desespero por mostrar “el éxito” que, los lleva a convertirse en el “hazme reir” de sus coterráneos. La ostentación, el mostrarse, el pavonearse, los trasforma en “payasos” del circo diario. Hasta ahí, todo manejable.
Pero, también es cierto que, las sociedades tienen herramientas para “contrarestar” a éstos personajes. Para éso están las ías: Fiscalía, Contraloría, Procuraduría. Lo grave, gravísimo, es que, sean ésos individuos los que deban ejercer una autoridad moral, para indicarle a un país, cuál rumbo debe tomar y se pifien, se equivoquen. Indudable que, cada quien responde por lo suyo pero… como dice el proverbio: “La mujer ( y la familia) del César, no sólo debe serlo, sino también parecerlo”. A un buen entendedor, pocas palabras.
Dado que el estilo “traqueto” impregnó fuertemente la sociedad colombiana y los dos principales Carteles (Cali y Medellín) marcaron un ostentoso estilo de vida interpretado en camionetas estrafalarias, brillo del oro por todos los lados, casas fuera de lo común, gustos un poco “lobos”, etc, es, factible que a través de la educación, (como paso previo a la cultura de los ciudadanos) se logre un primer peldaño hacia un óptimo desarrollo de nuestra sociedad. No puede haber cultura, sin que exista primero, la educación. Bien vale la pena, educar, educar y educar. Pero… instruir bien, con parámetros y estándares de sociedades un poco más desarrolladas que la nuestra. Infundiendo tolerancia, respeto por los demás y prescindiendo del “maniqueísmo”, tan propio de nuestra sociedad (el que no está conmigo, está contra mí) y de paso, se superen los comportamientos “animaloides”, tales como coger a golpes a la persona que difiera políticamente de su interlocutor y, obviamente, “no se corran” las líneas éticas. Mejor dicho, sin mentiras, sin demagogia populachera, sin rencores, sin odios. El mundo está cambiando y, la juventud de nuestro país está mirando es, hacia adelante. Avizorando un mejor futuro, contemplando el horizonte, no mirando hacia atrás, poco utilizando el espejo “retrovisor”. De allí, la urgente necesidad de ayudar a constituir una sociedad realmente “empoderada” que, no permita ni la corrupción, ni el cesarismo, ni el odio, ni se desgaste en temas baladíes o de poca monta. En síntesis, para que cuando suban, lo que se obtenga sea bien habido y no se vuelvan “locos” cuando se llegue a un cargo público.
Adendo: Como están las cosas en el Tolima, a la candidata pluripartidista a la Gobernación, Dra. Adriana Magali Matiz, la van a convertir en la nueva ‘Juana de Arco’. Los inquisidores de oficio, no ven el momento de “echarla a la hoguera”. De pronto, les va a salir, “el tiro por la culata” y, los quemados, van a ser otros...
Comentarios