Gaza: dolor e impotencia

José Gregorio Hernández

Para decirlo con toda claridad y sin rodeos: lo que viene ocurriendo en Gaza desde el 7 de octubre es sencillamente brutal e inhumano. De lado y lado, se han cometido y se siguen cometiendo crímenes gravísimos a la luz del Derecho Internacional. Hamás, de manera cobarde y con sevicia, asesinó a cientos de personas civiles indefensas, que participaban en un festival de música, y secuestró a muchos, para usarlos como moneda de cambio contra Israel. Por su parte, Israel inició los bombardeos indiscriminados contra la población civil que habita la Franja, y, además -impidiendo su salida y cualquier tipo de corredor humanitario-, bloqueó la entrada de agua, energía, alimentos, comunicaciones y todo elemento de supervivencia, lo cual implica tortura y condena a muerte para miles de hombres, mujeres, niños, ancianos y enfermos, sin contemplaciones y sin respeto alguno por su vida, su integridad y sus derechos esenciales. Contrariando los principios y reglas fundamentales del Derecho Internacional Humanitario. Lo ha hecho con el explícito respaldo de quienes gobiernan los países más poderosos del mundo, quienes -en vez de exigir y propiciar un cese al fuego- envían armas, hombres, bombas y tanques de guerra para que la masacre continúe. Algo sencillamente salvaje y criminal.
PUBLICIDAD

En Colombia, es verdad que el presidente Gustavo Petro no condenó de manera expresa los actos terroristas de Hamás -actitud que no compartimos, porque fueron actos terroristas -, pero ha explicado su posición en el sentido de procurar que, mediante el diálogo civilizado y con arreglo al Derecho, se adelanten diálogos que permitan soluciones pacíficas y razonables, permitiendo la existencia de un Estado palestino. Después, ha dialogado con los embajadores de Israel y Palestina y ha insistido en su voluntad de enviar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, para aliviar en algo la situación de los civiles, palestinos y de otras nacionalidades, que son víctimas inocentes.

Hemos visto protestas multitudinarias en varias ciudades, en diferentes países, reclamando que la población civil sea respetada, que dejen de asesinar a mujeres y niños, que cese el fuego y que la comunidad internacional se pronuncie, con miras a la efectividad de los tratados y convenios sobre Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario. En algunas partes la policía ha perseguido y capturado a manifestantes pacíficos. En París, el presidente Macron ha decidido prohibir las manifestaciones.

Pero también hemos visto que extremistas de uno y otro bando han ejecutado actos violentos y atacado a personas, como ocurrió en Bruselas, en donde fue necesario suspender el partido de fútbol entre Bélgica y Suecia en la fase de clasificación para la Eurocopa 2024, tras conocerse que dos aficionados murieron durante un tiroteo con un rifle en el centro de la ciudad. En Francia hubo amenazas de ataques terroristas, hasta el punto de haberse tenido que ordenar la evacuación del Louvre y del Palacio de Versalles.

En suma, se han cometido y continúan los crímenes de guerra y actos terroristas. Han sido atacados hospitales e iglesias. Se ha comprometido en el conflicto a la población civil, completamente ajena al terrorismo. Han sido desconocidos de manera flagrante los derechos de los niños. El DIH ha sido violado y la comunidad internacional ha sido impotente.

José Gregorio Hernández Galindo

Comentarios