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Es momento de hacer un balance general, de lo positivo, lo negativo, los propósitos cumplidos, y los que quedaron por cumplir, no para hacer promesas al aire y para salir del paso en la ocasión, sino para generar reflexión en torno a la creencia de que lo malo se queda atrás, y el nuevo año renueva todo.
Justamente la celebración más significativa en China, es la celebración del año nuevo lunar o el año nuevo chino, que comienza en la víspera del año nuevo, y se prolonga durante 15 días más, tiempo en el que las personas se reúnen con sus familiares para compartir, y acuden a un montón de rituales con el fin de llamar la abundancia, con fuegos artificiales, danzas, desfiles, y todo lo que sea posible para despertar al dragón que traerá las lluvias de primavera.
En occidente, y específicamente en Colombia, celebramos el año nuevo de la misma forma solo que a nuestro estilo. Reuniones familiares, comidas, el muñeco de año viejo, rezos, espigas, las 12 uvas, las lentejas, incienso en sahumerio, entre otros agüeros, porque creemos también que se deben liberar las malas energía, la mala suerte, y todo lo que se quiere dejar atrás. Sea cual sea la creencia de cada uno, dejar un año atrás es en sí un ritual que no puede pasar desapercibido.
Las metas laborales, personales, cambiar de empleo, lograr un ascenso, volver a conquistar a la pareja, reconciliarse con alguien, perdonar a alguien, cambiar los hábitos alimenticios, cambiar de peinado, hacer un viaje, todo ello, debe ser parte de la agenda, al son de aquella famosa canción de la Billos Caracas: año nuevo y vida nueva, pues la vida es una sola y nada nos llevamos. Desde este espacio, quiero desear bendiciones y felicidades a mis lectores, amigos y familiares. Que tengan un alegre año nuevo en compañía de sus seres queridos.
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