El desorden nocturno de la zona rosa de Mirolindo

Juan Manuel Díaz

Se volvió habitual que cada fin de semana, la avenida Mirolindo a la altura de la calle 60, se convierta en una zona de difícil transitar, por cuenta de los fiesteros que frecuentan los diferentes establecimientos nocturnos que allí se ubican, y los vehículos que se estacionan a las afueras de los mismos, en algunas ocasiones con plantas de sonido a alto nivel de volumen.
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Además de la molestia y los embotellamientos que eso representa para quienes por allí pasan, muchos de estos conductores frecuentan dichos sitios para ingerir licor, tema que preocupa por el alto número de accidentes que han ocurrido en Ibagué recientemente por cuenta de borrachos al volante, incluso con muertos.

Como si eso fuera poco, se ha convertido en vox populi la forma en que algunos de estos establecimientos, estarían permitiendo el ingreso de menores de edad, tal y como sucedió recientemente en una de las famosas chivas de la ciudad, en la cual encontraron a adolescentes de colegio, ingiriendo licor con toda tranquilidad. Hoy basta con pasar por la avenida Mirolindo un viernes o un sábado en la noche o pasada la media noche, para ver los rostros precoces de quienes allí hacen fila para ingresar, especialmente en la zona de uno de los bares en donde el año anterior, un DJ que allí laboraba, casi mata a golpes a su novia.

No deja de llamar la atención que en la madrugada del pasado 16 de enero, fecha en la que una psicóloga ibaguereña fue brutalmente golpeada por un salvaje de nombre Diego Fernando Góngora Plazas, justamente en dicha zona, nadie se hubiera percatado, así como nadie parece percatarse de que ese problema de los menores de edad en las noches consumiendo licor, se ha ido creciendo, tal y como también como sucede en las inmediaciones de la estación de gasolina del Vergel, en donde se dan cita sin que nadie diga o haga nada.

Hoy vale la pena preguntar desde este espacio: ¿Cómo es que suceden este tipo de cosas y nadie se da cuenta? ¿Están sin control los bares de Mirolindo? ¿Es cierto que algunos de esos bares están permitiendo la entrada de menores de edad a cambio de cobrar un doble cover?

Tuve la oportunidad de preguntarle puntualmente a uno de los socios de la discoteca Stereo por el particular, y negó rotundamente que aquello fuera cierto. ¿Qué dicen los demás?

 

Pocas veces pensamos en lo que tenemos; pero siempre en lo que nos falta

Schopenhauer. 

JUAN MANUEL DÍAZ.

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