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Aunque quedé gratamente sorprendido por el buen nivel allí demostrado gracias a la participación de ex glorías del fútbol colombiano como Hollman Rosas, Kilian Virviescas, Yesid Martínez, entre otros quienes le dieron rigor al partido, me quedó un sin sabor en lo que al estado de este emblemático escenario deportivo se refiere.
Pese a que para la realización del torneo se contó con la colaboración del Instituto Municipal de Deportes de Ibagué (IMDRI) en cuanto al préstamo de la cancha, quienes asistimos pudimos apreciar el total abandono en el que se encuentra este emblemático espacio en el que han surgido figuras del fútbol criollo, y a donde durante décadas, los muchachos de los barrios del sur de la ciudad le han hecho el quite a los vicios gracias a un balón de fútbol.
Además de las mallas rotas de los arcos y la falta de iluminación en la arena, la piscina y las piletas aledañas se encuentran con agua empozada en la que nadan felices bichos y zancudos, como si por allí también hubiera pasado el mismo huracán de las piscinas olímpicas de la 42. Ni hablar de la falta de higiene en una pared improvisada que sirve como orinal que destila malos olores.
Llama la atención que, en mayo del 2021, la administración municipal informó a través de sus canales oficiales haber adecuado este escenario luego del tiempo de pandemia, pero aquello se remitió únicamente a podar las zonas verdes y a pintar las escasas graderías que allí se ubican, sin que se le haya hecho remodelación o un mantenimiento adecuado.
Además de resaltar la organización de este torneo a manos de un particular y que entregó con ayuda de patrocinadores, más de 12 millones de pesos en premios, vale la pena hacer un llamado al IMDRI. ¿Cómo es posible que tengan tan abandonado ese espacio y mucho más cuando personas del fútbol aficionado se “dan la pela” por organizar torneos y generar espacios de esparcimiento? Qué tal donde el gerente Alejandro Ortiz no fuera oriundo del sur de la ciudad.
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