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Manes de la distorsión de los valores que se ha operado en Colombia como fruto perverso del Frente Nacional de los años 60 de la pasada centuria que arrasó con los partidos, así como del ‘boom’ de los dineros mal habidos a través del narcotráfico y el delito en general, que permearon y corrompieron las costumbres, dándole cabida en los diferentes movimientos a todo aquel que aporte recursos económicos a su campaña o cuente con la colaboración de un numeroso grupo de sufragantes dispuestos a votar a cambio de algo de lo prometido, sin mirar antecedentes, ni calidades.
De esa manera se fue abriendo la brecha para que cualquiera le diera rienda suelta a su ambición y se integrara al grupo de aspirantes, respaldado por ‘la feria de los avales’ que se institucionalizó, creciendo exponencialmente el número de aspirantes, convirtiendo a los partidos en ‘coto de caza’ de los corruptos y los mediocres en trance de alcanzar el enriquecimiento y el nombre que hasta ahora les han sido negados debido a su carencia de talento y su precaria formación.
Que es, ni más ni menos, lo sucedido aquí y ahora, de cara al período legislativo para el que se va a votar: que han aparecido por doquier decenas de candidatos, bien locales o foráneos, desembozadamente salidos del anonimato sin rubor alguno pese a su falta de merecimientos.
Así que ya tenemos en la liza, pluralidad de aspirantes, con confesas u ocultas ambiciones, algunos falseando inexistentes calidades disputándose el electorado, y ofreciendo, a cambio de su respaldo, desde la solución al problema del desempleo, la erradicación de la pobreza y la inflación; universidad gratuita para sus hijos, hasta la supresión del invierno o del verano –a gusto del elector-, así como esotéricas fórmulas para hacer brotar de la nada ríos de leche y miel, poniendo en evidencia su total desconocimiento de la realidad y su profunda ignorancia sobre los verdaderos problemas que afectan al país y a su región, y de sus racionales soluciones.
Lo cual no evita que se ignore a los aspirantes regionales con condiciones ciertas y ya probadas, porque para legislar no es suficiente estar asistido de los deseos de llegar al Congreso, puesto que, como ya lo hemos experimentado negativamente con muchos de los que de un tiempo para acá han pasado por ahí, se requiere de experiencia, conocimiento del país y del Tolima, sus gentes y sus reales carencias; capacidad, liderazgo, imaginación creativa y capacidad de acción que contribuyan a superar la crítica situación en la que nos encontramos.
Además, claro, de mucha transparencia y honradez, que poco abundan entre los aspirantes, como se evidencia con lujo de detalles con algunos inescrupulosos legisladores de turbio pasado y que aspiran a repetir curul, como Piedad Córdoba en asocio del oscuro negociante Alex Saab y de Maduro, el corrupto gobernante venezolano, militante activa de la izquierda y vinculada a la Farcpolítica como intermediaria de los secuestros que llevaba a cabo la guerrilla como el de Ingrid Betancourt; corruptos como el exdirector de Invías, Daniel García Arizabaleta, y Mario Castaño cabeza de una extensa red delincuencial, además de otros varios de reciente e ingrata recordación.
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