¿Queremos una cleptocracia en Colombia?

Manuel José Álvarez Didyme dôme

Bastaría repasar el ‘video’ aquel que lo mostró repletando afanosamente una tula de fajos de billetes, como de seguro acostumbraba a hacerlo en sus tiempos de guerrillero del M-19 después de cada secuestro o extorsión, para luego dar las precarias y rebuscadas explicaciones con las que intentaba disfrazarlo como ‘apoyos políticos’ o ‘préstamos’, igual a como hizo con las coimas recibidas de un contratista conocido en el Distrito como ‘el tapa huecos’, cuando se desempeñaba como Alcalde de la capital, para echar por tierra los argumentos que mueven a los que desde la “Colombia Humana para calificarlo de honesto y pulcro personero del cambio”, y disuadir a aquellos ciudadanos que cansados de venalidad y corrupción, se están sintiendo atraídos a salir a sufragar masivamente por Petro.
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Mismos que sin sonrojo alguno esperan contar además para ello, que el grueso de los colombianos del común que sufraga, se ha tornado en tolerante y laxo con las indelicadezas y las diversas formas que asume el delito, incluso con las que hoy convivimos, liberándolas de toda crítica y censura social como en el viejo tango ‘Cambalache’, al punto que “aquí y ahora” resulta “…lo mismo ser derecho que traidor, Ignorante sabio o chorro, generoso o estafador…”.

¿O acaso no se ha llegado al punto de aceptar que el secuestro, el asesinato, el narcotráfico y el terrorismo, ejercidos en nombre de algún dogma o una ideología, son algo aceptable y perdonable, tanto que en su nombre han llevado a sus autores hasta el mismo Congreso?

Viendo como ‘cosa buena’, la apropiación indebida de bienes y dineros por parte de algunos en detrimento del erario justificándolos con su hermandad banderiza; y tornando la repartija entre amigos o compadres en normales actitudes; y la tolerancia con los fraudes a las normas electorales, y con el nepotismo descarado o el encumbramiento social de los ‘narco-guerrilleros’, válidos, al punto de terminar mirando como lícitas de toda licitud las platas que se reparten en las campañas electorales.

Así que la eficacia de esa retórica-electoral al convencer, conmover y persuadir a los incautos electores, para que, mimetizados bajo esa ‘piel de oveja’ los lleven a los cargos a los cuales aspiran y desde allí instaurar sus pequeños ‘imperios del socialismo del siglo XXI’, verdaderos ‘reinos de la cleptocracia’, está plenamente comprobada, como ya antaño se vio en la Alcaldía de Bogotá con el mismísimo aspirante de hoy, de idéntica forma a como en otras latitudes, llevaron mediante idéntico engaño, a ‘Chávez’ y a Maduro a la presidencia de Venezuela y a Ortega y su concubina en la centroamericana Nicaragua, o a Correa en el Ecuador, para que, una vez ‘montados’, se dedicaran a hurtar, malversar y malgobernar sin problema.

Pues quienes así razonan, opinan y van a depositar su voto, siguen sin percatarse que el deterioro sufrido por esos que hoy se dicen redentores, es el de su ética y su moral y que éstos males hicieron en ellos metástasis, pues si bien algún día pretendieron cambiar las instituciones por la vía armada animados por buenos propósitos, terminaron cayendo presos del narcotráfico y el fácil lucro.

Así que corrupción, incompetencia, enriquecimiento ilícito, insensibilidad, es la deprimente situación hacia donde nos llevan y dirigen y que a ‘todos’ terminaran por afectarnos, si no abrimos los ojos a tiempo.

MANUEL JOSÉ ÁLVAREZ DIDYME

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