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Este alumbramiento se produjo en una primera instancia en el exacto lugar que hoy ocupa el municipio tolimense de Cajamarca, pero como todo lo nuestro se hace en borrador, un año despues, en 1.551, viendo venir los ataques de los indígenas, los fundadores pusieron pies en polvorosa y se rebuscaron un nuevo sitio, esta vez en el cobijado paraje en donde actualmente se extiende bajo la protección de los cerros circundantes y a orillas del tutelar río Combeima.
El primer gobernante, según historia nuestro cronista raizal Alfredo Bocanegra, fue un tal Juán Bretón, parecido al que hoy hoy tenemos de burgomaestre haciéndonos vibrar, pero hispano, lo cual se debe traducir como pendenciero y malhablado.
De esa fecha a hoy, el villorrio original algo ha mudado y continuará mudando que no progresando, tanto en sus gentes como en su aspecto urbano, según el concepto de sus inefables curadores.
De unas pocas chozas pajizas con muros de cal y canto, canjilones de piedra y adoquinadas, limpias, calles, alineadas y bien dispuestas, iluminadas con candil de cebo, se ha pasado en 472 o 473 años, según la efemérides que se escoja, (original fundación o segunda, luego del trasteo), gracias a sus inefables gobernantes, a una desordenada urbe que ya supera al medio millón de desempleados o subempleados, en la que la luz escaséa tanto como el agua, pero menos que la salud o la educación, con una calle céntrica, peatonalizada y plena de vendedores ambulantes cuyo número crece y se incrementa “…como crecen las sombras cuando el sol declina…”, o sea, a diario con la tolerante actitud de sus autoridades.
Llena de Panches y Pijaos, ya que hispanos, hispanos de los atrás descritos , no quedan y no sabemos “que se hicieron”, y gracias a ello y a Dios, pasamos a la mas auténtica y genuina de las democracias, asentada en las plazas de mercado de la 14, la 21 y la 28 con olores y sabores criollos a lechona y tamal.
Pero no se crea que de aquel alumbramiento glorioso ya nada queda, porque de esa mezcla de sevillano con indio, algo tenìa que permanecer: la música guasca, la fanfarria y los voladores del campo, para que no se vea que sus hjjos y despues de tantos años de desgreño y despilfarro, siguen siendo los mismos.
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