¿Por qué y para qué votar?

De cara a toda elección, como la que está por sucederse en el día de hoy, vuelve la inefable aseveración que por años hemos escuchado: que las gentes de este tropical país, somos más pasionales que racionales al momento de tomar decisiones, lo cual se ejemplifica con el sinnúmero de desaciertos que la historia registra en la escogencia de quienes han orientado hasta hoy nuestro destino político, o cómo las invitaciones de carácter populista nos conmueven hasta conducirnos de manera fácil y equivocadamente a las urnas.

¡“Qué viene el lobo…, qué viene el lobo”!

Como es sabido, Esopo fue un gran fabulista de una inmensa popularidad, nacido en Grecia en fecha que la historia ubica por los siglos VII y VI a. de J.C. y que terminó convertido en personaje legendario y de recurrente evocación, al punto que, por tal razón, hoy se dificulta precisar algún dato de su biografía, tanto que hasta el sitio exacto de su nacimiento en aquella península sigue suscitado dudas, pues ha sido ubicado en los más diversos lugares según sea la fuente que lo cita, tales como Sardes, Samos, Mesambria en Tracia y Cotidea en Frigia, pese a lo cual todos coinciden sí, al decir que fue un esclavo liberto, que luego pasó a servir al rey Creso de Lidia.

¿Y de la justicia qué?

Lo que alguna vez escribiera el conocido sacerdote jesuita y miembro de la llamada “Comisión de Justicia y Paz” Javier Giraldo M., en un artículo intitulado “Lo que en Colombia se llama “Justicia”, activó las alarmas sobre algo que este país venía sintiendo entonces y continúa haciéndolo hoy: la impunidad y la ineficacia, constituyen las características más sobresalientes del aparato Jurisdiccional del Estado Colombiano, así sus resultados se midan bajo parámetros cuantitativos o según sus calidades.

Édgar Antonio Valderrama, una vida plena de fructíferas ejecutorias

Como alguna vez lo dijera acertadamente nuestro coterráneo, intelectual y poeta, Juan Lozano y Lozano, la calidad de una sociedad debe medirse por su gratitud y su memoria, sobre todo por esta última, puesto que nos auxilia, evitando, como en la peste que azotó al Macondo Garciamarquiano, que olvidemos el pasado o contribuyendo en oportunidad a que traigamos a tiempo presente aquellas ejecutorias varias que, por valiosas se hace menester recordarlas hasta convertirlas en obligados y fértiles ejemplos.

Hacia una auténtica “tolimensidad”

Los panópticos, construcciones cuya denominación proviene de los términos griegos, pan que quiere decir todo y opticón que significa observar, fueron centros carcelarios proyectados para que un solo vigilante o un reducido número de ellos, ocultos, pudieran observar los prisioneros, sin que estos se percataran de ello. Para lograr tal finalidad, la estructura de este tipo de edificaciones penitenciarias, no obstante, las diversas formas arquitectónicas adoptadas, -como la nuestra que optó por la de una cruz griega-, incorporaron en su diseño una torre de vigilancia en todo su centro con pleno dominio visual sobre la totalidad de las celdas y los alrededores.

¿Queremos una cleptocracia en Colombia?

Bastaría repasar el ‘video’ aquel que lo mostró repletando afanosamente una tula de fajos de billetes, como de seguro acostumbraba a hacerlo en sus tiempos de guerrillero del M-19 después de cada secuestro o extorsión, para luego dar las precarias y rebuscadas explicaciones con las que intentaba disfrazarlo como ‘apoyos políticos’ o ‘préstamos’, igual a como hizo con las coimas recibidas de un contratista conocido en el Distrito como ‘el tapa huecos’, cuando se desempeñaba como Alcalde de la capital, para echar por tierra los argumentos que mueven a los que desde la “Colombia Humana para calificarlo de honesto y pulcro personero del cambio”, y disuadir a aquellos ciudadanos que cansados de venalidad y corrupción, se están sintiendo atraídos a salir a sufragar masivamente por Petro.

¡De cualquier manera Rusia perderá la guerra!

De cara al lento ritmo que se le ha impreso a los diálogos por parte de los contendientes, no puede uno menos que sorprenderse al ver la actitud que asumen ellos: como si su demora no significara el gradual desprestigio internacional que viene sufriendo Rusia y el paulatino desangre que padece Ucrania a causa suya; o si como el cese de hostilidades no fuese la prioridad número uno de la opinión universal hastiada de violencia y muerte, que en su conjunto, está rechazando la guerra y desconceptuando su bárbaro desarrollo.

“San Bonifacio de las Lanzas”, el mejor colegio del Tolima

Como fácilmente se advierte, su nombre corresponde al que se le dio a la ciudad al momento de su fundación: “San Bonifacio de Ibagué del Valle de la Lanzas”, evocando el encuentro de dos culturas, la íbera y la indígena, que no “el descubrimiento” como algunos equivocadamente insisten en seguirla llamando.

¡Protesta contra el terrorismo!

La semana de culto y reflexión que de muy antaño se ha impuesto el mundo católico y que próximamente comenzará para los colombianos, viene acompañada de noticias de violación a la libertad de culto y de una grave afectación de las creencias religiosas de nuestra sociedad, por cuenta del odio, el resentimiento y la perversión de los violentos que no cejan en sus bárbaras acciones sectarias contra el país y sus gentes.

¿Y qué sigue ahora?

El abusivo manoseo de un deshilvanado uso de propuestas de retórico impacto; el intento de demeritar a de sus adversarios políticos mediante prosaicos epítetos; el amedrentamiento sistemático de los medios de comunicación desafectos a su crecida cauda, aunada a una exacerbada insistencia por parecerse al fracasado “Socialismo del Siglo XXI” de Chávez, han llevado a Petro a urdir la farsa de una elección según él, salpicada de dudas sobre un posible fraude, seguida de desobligantes y truculentos reclamos a cargo de Benedeti su “neovalet”, hechos, fiel a su estilo y a semejanza del actual líder “Bolivariano“, dentro de un marco de vulgaridad y vastedad hacia sus contendores que denuncian su turbio pasado.