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En este contexto, los compradores internacionales empiezan a buscar nuevos proveedores del grano y los establecimientos que ofrecen el café colombiano buscarían otras marcas para sostener sus negocios, lo que significa un duro golpe para nuestra caficultura y su proyección internacional. Con esta coyuntura, también se desaprovecha un precio elevado de 1,57 dólares por libra vendida en el mercado internacional.
El país no puede tirar por la borda las relaciones que el gremio ha construido por décadas con otras naciones y el posicionamiento derivado del origen del producto nacional, que goza de un respeto y de una alta credibilidad en el mundo entero.
En este escenario, el mayor impacto económico recae sobre nuestros caficultores. Las regiones más afectadas son aquellas que experimentan un resurgimiento por la producción de alta calidad como Nariño, Huila, el sur del Tolima y Cauca, entre otros, que verían alterados sus balances productivos ante la frustración de perder meses de trabajo. Lo anterior, a raíz de los bloqueos que perjudican todo el tejido productivo, generan distorsiones en los mercados, desabastecimiento de insumos, pérdida de empleos y una carestía innecesaria.
En Colombia se calcula que hay alrededor de 540 mil familias cafeteras, de las cuales el 11% se ubican en el Tolima. De este producto, dependen en gran medida todos nuestros municipios de cordillera, por lo que el café resulta estratégico para nuestros campesinos y la economía del país.
Esta actividad, al igual que la de los exportadores de frutas, cacao, aguacate, cárnicos, entre otros, no pueden seguir paralizadas por el capricho de unos pocos que insisten en legitimar los bloqueos.
Nuestros agricultores, campesinos, cooperativas y agremiaciones han tardado años en construir y consolidar nuevos mercados, su esfuerzo no puede diluirse en tiempo récord. El malestar de unos no puede llevar a la ruina a quienes con esfuerzo y dedicación han sobrevivido a grandes crisis y hoy se ganan su vida a pulso cultivando el campo. Las cifras no pueden ser más angustiantes: el Ministerio de Agricultura calculó las pérdidas en mayo por los bloqueos para el sector agropecuario en 3.6 billones de pesos, y alrededor de 700 mil millones corresponden a la caficultura.
Algunas de las actividades económicas afectadas en razón de los bloqueos, son el arroz, la hortofruticultura, la avicultura, la porcicultura, la acuicultura, el sacrificio y transporte de ganado, los lácteos, el azúcar, entre otros. En las granjas escasean los alimentos o concentrados para animales, y, en términos generales, 1.8 millones de empleos rurales están en riesgo según datos oficiales.
Desde el partido Conservador seguimos creyendo en el diálogo y la concertación constructiva para salir de este momento coyuntural que vive la Nación. Hacemos un llamado respetuoso para que sean levantados todos los bloqueos en las vías y para que se lleguen a acuerdos entre el Comité del Paro y el Gobierno Nacional, articulados con la realidad fiscal y financiera del país.
Definitivamente, el derecho legítimo a la protesta no tiene por qué golpear el derecho al trabajo de nuestros campesinos, al de los pequeños productores y empresarios. Nos une un solo propósito y es el bienestar de todas nuestras familias, trabajemos articuladamente para salir fortalecidos de esta crisis.
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