La muerte de los samanes

Enseñan en las escuelas de periodismo que noticia no es que un perro muerda a un hombre, sino que un hombre muerda a un perro. Cambiemos la máxima: noticia no es que un hombre mate a un árbol – porque esto sucede a diario con miles de árboles – sino que un árbol mate a un hombre, tal como sucedió en Ibagué el pasado 27 de abril. Sin embargo, la muerte de este pobre ciudadano, Andrés Felipe Góngora, ha pasado a un segundo plano, pues la respuesta inmediata de la Alcaldía fue sacar la motosierra y sin el “debido proceso” talar cinco samanes.

Danza de lobos

La política colombiana entró en una fase de grandes ligas, apta solo para estrategas consagrados y tahúres.

Danza de lobos

La política colombiana entró en una fase de grandes ligas, apta solo para estrategas consagrados y tahúres. Una lucha en la que ganan los lobos de colmillos más grandes, no los corderos ni los que posean el mejor programa sino el más capaz de generar emociones.

La bomba del agua

Si algún asunto amerita atención pública es el relacionado con el agua. Es un lugar común decirlo, pero sin agua no hay vida. Desde hace algunos años se vienen incubando gravísimos problemas relacionados con la gestión de este recurso vital en todo el país, y el Tolima por supuesto no es la excepción.

Democracia de opereta

El descalabro de la Registraduría Nacional en las pasadas elecciones no debería dejarse pasar así como así. Ahora resulta que entre la fase del preconteo y el escrutinio, no solo se dejaron de contabilizar más de un millón de votos para el Senado, sino también más de medio millón de votos para la Cámara de Representantes. Las cosas están pasando de castaño a oscuro.

Al oído de Sergio Fajardo

Le atribuyen a Einstein la frase de que locura es hacer siempre lo mismo y esperar resultados distintos. Y eso parece ser lo que sucede en la campaña de Sergio Fajardo. Se actúa como si no hubiese conciencia de los yerros de la Coalición Centro Esperanza, sobre la cual podría escribirse un manual: cómo perder elecciones sin morir en el intento. Fajardo está en mora de dar un giro copernicano.

Una decepción llamada Íngrid

Cuando Íngrid Betancourt aterrizó en la Coalición de la Esperanza, un experimentado amigo, muy conocedor de la política, cuyo nombre omito para guardar confidencialidad, me dijo: “Guillermo, hasta ahí llegó esa coalición. Íngrid desbarata un balín”. Y agregó otros comentarios sobre su personalidad. No lo controvertí, y debo confesar que internamente me pareció un tanto injusta esa afirmación, por varias razones.

El General que salió del laberinto

Hace cien años compitieron por la presidencia de la República (1922-26) dos generales de la Guerra de los Mil días: Benjamín Herrera (liberal) y Pedro Nel Ospina (conservador), quien resultó victorioso. Los liberales hablaron de fraude, de coacción oficial e interferencia partidista de la Iglesia, y un sector de esa colectividad quería volver a las armas, como era usual.

¿Por quién doblan las campanas?

Tomo en préstamo el título del célebre poema de John Donne y de la novela de Ernest Hemingway, para referirme al estado de salud de la democracia colombiana, tras las pasadas elecciones. Y lo hago convencido de que este asunto amerita, como lo dije hace cuatro años y hace ocho y hace doce, y como lo venimos diciendo luego de todas las elecciones, un profundo debate.

Operación Merlano

La democracia colombiana se encuentra bajo asedio. No es la primera vez, por supuesto. Desafortunadamente, las imperfecciones de nuestro sistema político electoral son históricas, tanto que una de las creencias más extendidas y consolidadas se basa en la ya antigua sentencia de que “el que escruta, elige”. La desconfianza popular no es nueva ni mucho menos infundada, y ha dado lugar a grandes índices de abstención electoral que casi siempre sobrepasan el cincuenta por ciento.