Los colombianos en general, y los tolimenses en particular, tenemos tendencia al individualismo. Alguien dijo, y creo que es verdad, que no éramos un pueblo, sino un país de individuos. No sabemos actuar colectivamente.
En un esfuerzo de hipersimplificación podría describirse el Renacimiento como un período de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna europeas, que puso en el centro de todo al género humano (al hombre, suele decirse). Una etapa que le abrió paso a las ciencias y a nuevos modelos de relacionamiento económico y político que disminuyeron el enorme poder de la Iglesia Católica.
En una carta al general Juan José Flores (primer presidente del Ecuador) escrita en 1830, Bolívar le decía que “la única cosa que se puede hacer en América es migrar”.
El DANE publicó su informe de indicadores laborales correspondiente al primer trimestre de este año. Nada nuevo bajo el sol. Ibagué ocupa el segundo lugar a escala nacional con un 19,2%. Solo nos gana Quibdó.
Pregunté a varios amigos cuál era la palabra que mejor podría definir el estado anímico de Ibagué. “Apatía”, “desesperanza”, “ensimismamiento”; “abatimiento” fueron las más utilizadas.
Una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa. La frase casa como anillo al dedo para subrayar la diferencia entre las elecciones para presidente de la República y Congreso, y las de gobernadores, diputados, alcaldes y concejales. Dos procesos parecidos, pero de muy diferentes propósitos, y así lo entendió el constituyente de 1991 al separarlos de fechas.
A comienzos de año el presidente Petro abrió un debate sobre las Cámaras de Comercio y la ‘economía popular’, otra forma de denominar la economía informal, que genera el ochenta (80 %) de la ocupación en el país, y anunció que sus representantes en las juntas directivas iban a ser tenderos y tenderas. No sé qué proyecto de reforma tiene el Gobierno, lo cierto es que es necesaria.