No cabe duda de que tiene las condiciones para ser un pulmón excepcional de la meseta de Ibagué y un centro estratégico para el turismo, en especial para las líneas de ecoturismo, turismo de naturaleza y de recreación. Según se calcula, es el más grande de los barrios que componen la comuna Siete de la capital tolimense. El barrio ha pasado por ser una vereda, un corregimiento, una inspección y luego un barrio especial hace algunos años, según reseña la historia oficial de la Alcaldía municipal de Ibagué. 

Pero es precisamente de Ibagué, capital del Tolima, que se quiere desprender; no quiere ser parte más de la Capital Musical y cada vez con más fuerza se escucha su grito separatista e independentista. Acciones en esa línea se han comenzado en varias instancias. No es un secreto que juiciosamente algunos diputados como Jairo Forero están haciendo un ejercicio de consulta de escuchar la inconformidad de la gente frente a que no cree que el Municipio los trate con justicia en inversión frente a lo que representan ellos para la ciudad misma.

Se sabe que consultas al Igac sobre mapas, predios y límites se desarrollan para hacer estudios concienzudos de formar el municipio de El Salado, que incluiría el barrio del mismo nombre y seguramente buena  parte de la comuna Siete de Ibagué y los corregimientos 12 y 13, es decir la zona de San Bernardo. Esto quiere decir que mal contados superarían los 20 mil habitantes, que tendrían por lo menos nueve mil predios con los que se dé “la cuota inicial” para ser el municipio 48 del Tolima.

Puede que sea solamente una intención, pero si lo que está mostrando es descontento e inconformidad, sería bueno que la Administración local prestara atención al asunto, pues recuerde que los ideales, cuando se llenan de pasión, de razón y de decepción, se convierten en concreción, no vaya a ser que esta sea la semilla de un movimiento separatista que desmembre a la capital del Tolima y sea una herencia que para la historia deje el Alcalde actual. Seguramente harán falta más análisis, estudios jurídicos y financieros serios, y algunos “técnicos y sabios” de Planeación, el ordenamiento y la política lo verán como una misión imposible, pero a veces los “doctores” pierden la razón y el sentido común y no ven lo que se muestra en el horizonte.

Muchas dudas surgen; por ejemplo, cómo se prestarán los servicios públicos, cómo se asumirán las competencias y certificaciones para salud y educación, quién responderá por ello, si se tiene o no el suficiente músculo financiero con ingresos propios para hacerse cargo de las obras de infraestructura, mobiliario, alumbrado, gastos administrativos en burocracia y demás, para poder ser municipio, o si se quedará dependiendo de la chequera y la buena voluntad de los gobiernos departamental y nacional para las inversiones. Ojalá esto no sea más que una intención y no soplen vientos separatistas.