Según la definición del diccionario de la Real Academia de la Lengua, mistela es una bebida que se hace con aguardiente, agua, azúcar y otros ingredientes, como canela o hierbas aromáticas (mejorana, siempreviva, yerbabuena, limoncillo, moras, cáscaras de mandarina o de naranja agria, hojas de naranjo o romero), según el sabor que se prefiera.
También se dice que es un líquido resultante de la adición de alcohol al mosto de la uva en cantidad suficiente para que no se produzca la fermentación, y sin la adición de ninguna otra substancia.
He oído decir, además, que es una bebida femenina, puesto que es más suave que otros incentivadores del jolgorio y la alegría, mientras que los machos consumen el aguardiente, la mayoría de las veces sin pasante. Antiguamente se daba a los menores en un trozo de bizcochuelo mojado con esta bebida. Las fiestas tradicionales de san Juan y san Pedro se iniciaban con un brindis de mistela.
Para prepararla se colocan las hierbas en el aguardiente durante varios días. Algunas personas exponen esta mezcla al sol uno o dos días. Se prepara un almíbar con el agua, el azúcar, la canela y el limón, y luego se le adiciona al aguardiente ya listo. Se sirve a temperatura ambiente o fría.
Por lo menos eso es lo que se hacía en las festividades de junio por el Huila, cuando las gentes celebraban las fiestas de mitad de año y eran parte activa del jolgorio, no como ahora, que sólo reducen su participación al tiempo de no trabajo y a la contemplación de espectáculos, por lo general sin relación con sus querencias personales.
Pero para Marco Polo Salcedo, autor de la novela Armas de juego que presentamos la semana pasada en Neiva, Mistela es el nombre de su paraíso, un acogedor lugar ubicado junto al embalse de Betania, represa que detiene el ímpetu del río Magdalena para formar el inmenso lago donde se cultivan peces de los cuales derivan su sustento desde pescadores en canoas con motor, hasta grandes empresas pesqueras que capturan amplias zonas de agua para cultivar las mojarras que irán a comedores de los hogares colombianos, europeos y estadounidenses, unas de carne blanca, otras de color rosado.
De La mistela, con su lago al frente como una postal, su concierto de pájaros y su viento que nos entrega en susurros el misterio del agua y de la noche, surge más tarde el nombre para su blog, Literatura y mistela.
Ahí, en ese blog de Marco Polo, también se bebe mistela y se pescan mojarras pero de palabras, que dan cuenta de libros y de eventos culturales, como una simbiosis de su afecto por el Huila, la naturaleza y la literatura.
Según la definición del diccionario de la Real Academia de la Lengua, mistela es una bebida que se hace con aguardiente, agua, azúcar y otros ingredientes, como canela o hierbas aromáticas (mejorana, siempreviva, yerbabuena, limoncillo, moras, cáscaras de mandarina o de naranja agria, hojas de naranjo o romero), según el sabor que se prefiera.
Credito
BENHUR SÁNCHEZ SUÁREZ
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