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Si miramos el mapamundi donde se marcan los países a los cuales ha llegado el contagio, la visión es aterradora. Sin embargo, la cantidad de infectados aún en mínima en proporción a la población mundial, incluso referida a los países donde más se han presentado casos de contagio. Aun así, no deja de preocupar su rápida difusión.
Como es un virus nuevo, en realidad no estamos preparados para combatirlo, es decir, su presencia no puede ser enfrentada por ninguna vacuna conocida y hasta tanto no haya este recurso seguimos siendo desprotegidos, vulnerables en grado sumo. De ahí que las medidas extremas de higiene y comportamiento social que deben adoptarse para prevenir el contagio y la calidad de respuesta ciudadana para el cumplimiento de las normas establecidas por las autoridades, deben ser contundentes.
La situación, entonces, no es para hacer fiesta. Quienes posean la gripe estacional, por anteriores afecciones, son mucho más propensos a ser atacados por el nuevo virus. Es más, si el receptor tiene deficiencias que afecten su sistema inmunológico, como defensas bajas por ejemplo, tendrá mayores probabilidades de contraer el virus.
Por eso las medidas que se han tomado hasta que exista la vacuna que inmunice a la humanidad de este nuevo flagelo. El asunto es serio y hay que obedecer las recomendaciones de los organismos especializados y trasmitidas por las instituciones gubernamentales.
Antes, en mis años jóvenes, escuchaba hablar de epidemias. Hoy se habla de pandemia, palabrita que viene del griego y se descompone en “Pan”, todos, y “Demos”, pueblo. Es decir, todo un pueblo.
De las epidemias catastróficas que se han presentado a lo largo de la historia hay que mencionar, por ejemplo, “La viruela” en el siglo XVIII, “El cólera”, que se originó en la India a principios del siglo XIX. También la “Gripe española”, que sorprendió a la humanidad a principios del siglo XX y mató más de 25 millones de personas. Otras, también reconocidas y mortales, en épocas recientes, fueron el “Ébola” (1976), “La gripe aviar” (2005), “La gripe porcina” (2009), hoy controladas y convertidas en estacionales.
Si bien la pandemia del “Covid-19” sigue su desarrollo, con todas sus implicaciones económicas, sociales y científicas, no es recomendable entrar en pánico ni acaparar tapabocas o desinfectantes de mano, que no es necesario que los usen todas las personas.
Ya está en Colombia. Importada de Italia. Qué ironía. Por eso han de seguirse los protocolos establecidos para prevenir cualquier contagio.
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