Escuché la expresión ¨Colombia profunda¨ cuando me desempeñaba como director de Desarrollo Rural en el Ministerio de Agricultura, en boca del Hermano Carlos Gómez, entonces rector de la Universidad de la Salle, uno, entre varios, de los artífices entusiastas y visionarios del proyecto Utopía, emprendimiento social y educativo que se ha convertido en oportunidad tangible de acceso a educación superior de calidad para jóvenes oriundos de esa Colombia, la profunda, afectada por las múltiples violencias, donde la pobreza pega de manera indignante, donde la ausencia del Estado ha sido desafortunadamente la regla, limitada ocasionalmente a la presencia de nuestras fuerzas militares y de policía como proveedoras legítimas de ese bien público que es la seguridad, y en donde, en contraste, hay escasas provisiones sostenidas de otros bienes públicos como salud, educación, justicia, conectividad, electrificación, vías, vivienda, saneamiento básico, empleo y empresarialidad formal, bienes públicos que, al igual que la seguridad, resultan estratégicos a la hora de ejercer soberanía de forma integral y renovada en los territorios de la patria.
Gracias a Utopía, a la fecha, más de 200 estudiantes procedentes de la región de la Macarena, sur del Putumayo, Caquetá, Catatumbo, Montes de María, bajo Cauca Antioqueño y cordobés, Arauca, Casanare, Vichada, norte del Cauca, Chocó, Tumaco y sur del Tolima, se han podido graduar como Ingenieros Agrónomos y desarrollar habilidades y competencias para la convivencia ciudadana.
Merecidamente Utopía alcanzó el segundo puesto en premios nacionales de iniciativas para construcción de paz hace unos cuatro años.
El Gobierno nacional está convocando a que visionemos nuestros futuros retos de desarrollo alrededor de un gran Pacto por Colombia. Ese pacto por Colombia, entre otros capítulos, debe tener como impronta ética, política, económica, social y ambiental, una apuesta nítida y clara por esa ¨Colombia Profunda¨ que demanda justicia, emprendimiento, legalidad, oportunidades y que al mismo tiempo es proveedora para todo el país de biodiversidad, de ecoturismo, de patrimonios culturales, de seguridad alimentaria.
Hacer esa apuesta por la ‘Colombia profunda’, garantiza que los colombianos, entre todos, sin exclusiones, optemos para que esos territorios hagan parte activa en la construcción de una democracia segura, productiva, justa, incluyente, sostenible, soberana e institucional.
La construcción de paz y la gestión integral del posconflicto, la consolidación y estabilización de los territorios, la ruralidad socialmente competente, tienen en la actual institucionalidad de la Agencia de Renovación del Territorio el instrumento adecuado para implementar esta apuesta de desarrollo y reconciliación.
Con antecedentes históricos en los programas de consolidación integral, la hoy Agencia de Renovación del Territorio, tiene un acervo de herramientas, narrativas, redes interinstitucionales, equipo humano, que si bien son susceptibles de revisión y ajustes, configuran un valioso punto de partida para que el Gobierno nacional, como un todo, se juegue a fondo por la ¨Colombia profunda¨. Que sea un pacto.
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