No hay casi fotos de ella en internet. Solo un par de ella junto a su hijo Nicolás y su expareja, el hoy presidente Gustavo Petro, y otra antigua a blanco y negro. Viejas ambas.

Ese factor refleja de algún modo el estilo de vida que se dice lleva Katia Burgos: la mamá del diputado Nicolás Petro, hoy en líos con la justicia por lavado de activos y enriquecimiento ilícito. Que se mantiene alejada de la política, así como de la vida mediática que llevan su hijo y su expareja juvenil.

Katia Burgos y Gustavo Petro se conocieron en Ciénaga de Oro (Córdoba), de donde es oriundo el presidente de la República, cuando ambos eran niños. Cuando rondaban los 25 años se hicieron novios y se fueron a vivir juntos, antes de que Petro se fuera a Santander en medio de su militancia en el grupo guerrillero M-19.

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Militando en ese grupo al margen de la ley, la pareja Petro-Burgos se enteró de que un hijo suyo venía en camino: el hoy imputado Nicolás Fernando. Cuentan que ese hecho generó que Katia volviera donde su familia en Córdoba –la cual estuvo en contra de la relación por la militancia de Gustavo en el M-19– y después se fuera a vivir un tiempo con su familia política en Cundinamarca.

Mientras Burgos vivía con Clara Nubia Urrego y Juan Fernando Petro, mamá y hermano de Petro, Katia Burgos dio a luz a su hijo el 21 de junio de 1986, con la ausencia del entonces guerrillero, quien se mantenía en la clandestinidad.

En la casa de Clara Nubia volvieron a saber de Gustavo Petro cuando se enteraron que había sido capturado en Barrancabermeja junto con otros integrantes del M-19 mientras se movilizaban por Santander.

Petro Urrego, quien 36 años después se convirtió en presidente de Colombia, estuvo 18 meses en prisión mientras el pequeño Nicolás vivía sus primeros años.

La relación entre Katia y Gustavo terminó cuando este último empezó una relación con Mary Luz Herrán, una mujer que conoció en el M-19, 10 años menor que él, y que se convirtió en su compañera de luchas revolucionarias.

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Desde entonces, Burgos se volvió a radicar en su natal Ciénaga de Oro junto a Nicolás Fernando, en donde se ha mantenido y ha trabajado alternando con Montería.

Allí se ha mantenido lejos de la vida mediática, pública, política y expuesta que tienen su amor juvenil y su hijo, quien es el único de los hijos del mandatario que siguió los pasos de su padre en cargos de elección popular que lo llevó a lanzarse a la Gobernación de Atlántico en 2019.

No ha hablado con medios de comunicación y sigue haciendo uso del silencio como herramienta para seguir su vida, sin que se conozca alguna posición sobre el momento judicial que vive su hijo.

El presidente Petro confesó, en una entrevista con Cambio después de que se conocieran las denuncias contra Nicolás, que no lo había criado. “Esa es la realidad”, dijo.

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