Nervios de acero para enfrentar a grandes figuras del 'deporte de las narices chatas' son los que le sobran al boxeador ibaguereño Óscar 'El Olímpico' Escandón dentro del ring, pero le faltan en la intimidad de su hogar para afrontar a su peor enemiga: la oscuridad.
Lo que para muchos es un temor de niños, para él es una pesadilla con la que ha tenido que aprender a convivir. Duerme con la luz del baño encendida y una linterna junto a su almohada para protegerse de los fantasmas del pasado, contó el pugilista EL NUEVO DÍA, al definirse como un hombre nuevo, creyente, disciplinado y fiel, luego del giro de 180 grados que dio su existencia en los últimos cuatro años.
Y es que atrás quedó la vida desordenada y el mujeriego empedernido, pues su vida quedó partida en dos: un antes y un después de conocer a Jhelly Katherine, su esposa, quien le enderezó el rumbo. Según cuenta, Dios la puso en su camino porque se estaba perdiendo, y junto a ella, está pasando los momentos más inolvidables.
Una fiera como usted en el ring, ¿a qué le teme?
A muchas cosas, entre ellas, a las arañas, las serpientes y la oscuridad.
¿Por qué a la oscuridad?
Porque me han asustado.
¿Quiénes?
Las brujas; le ocurre a la mayoría de los hombres de la familia. De hecho en el barrio todo el mundo dice que asusta la entaconada.
¿Cómo ha sido?
Desde niño y hasta los 17 años, cada noche me visitaba una bruja. Cuando me acostaba ingresaba una sombra que se ubicaba sobre mi pecho y me asfixiaba. Era una situación tenebrosa, que me entumía el cuerpo y la lengua se me volvía como una pelota, no podía respirar, moverme, ni gritar.
¿Qué hacía para protegerse?
Siempre duermo en ropa interior, y hasta hace un tiempo me ponía los pantaloncillos al revés y dejaba unas tijeras abiertas debajo de la almohada. Afortunadamente desde que estoy con Dios y mi señora no me ha vuelto a ocurrir.
¿Además de las brujas ha tenido otras experiencias?
Sí. Dos veces vi el diablo.
Con cachos y cola, ¿cómo lo pintan en las películas?
No, pero es mucho peor.
Cuéntenos sobre esto.
La primera vez tenía como siete años; me levanté temprano como era costumbre a ayudar en la fábrica de arepas, y al pasar por el pasillo de la casa había un ser alto y negro, casi me muero del susto. Salí corriendo y gritando a contar lo sucedido, pero nadie vio nada... dijeron que me lo imaginé. ¡Fue real, sucedió!
Después, yo era bien maloso. Un día mientras jugábamos al escondite, me puse a tirarle piedras a un caballito que estaba cerca, lo molesté por largo rato, cuando de repente este me miró y le faltaba un ojo, una de las patas delanteras era un brazo humano, y una de las traseras una pierna.
Sentimental
Óscar Escandón, ¿llora?
Sí, cuando estoy aburrido. A veces la gente me dice que por qué lloro tanto.
¿Por qué la depresión?
Por mi pasado lleno de dificultades. Mi niñez no fue feliz, sino difícil.
¿Acaso cómo fue?
Dura, pasamos muchas necesidades. Me tocaba empezar a trabajar a la una de la mañana, y a las 5 salíamos a correr con mi hermano. A las 7 llegábamos a repartir las arepas, en las tardes jugaba con los pelados, y a las 3 empezaba de nuevo a entrenar. Así fue mi niñez.
¿Qué tan sensible es?
Soy muy sensible y sentimental, cariñoso con mi señora, mi hijo y mis amigos.
¿Le dieron mucho juete?
Sí, bastante.
¿Era peleón?
Mucho, ahora soy tranquilo. Cuando era pelado peleaba por todo lado. Recuerdo que llegaban los vecinos a dar quejas porque les rompía las tejas, y a los cinco minutos otro que porque le había pegado al hijo, y por eso me pegaban. Peleaba mucho en la calle... Al que me mirara mal le iba pegando, hasta me echaron de la escuela.
¿Por esa actitud llegó al deporte?
Tal vez. Mi papá empezó a meterme al boxeo y se lo agradezco. Este deporte se convirtió en mi pasión, y dejé los puños para el ring.
¿Pero qué le hubiera gustado ser?
La verdad cuando niño nunca tuve tiempo para pensar en qué quería ser cuando fuera grande; hoy pienso que quizá me hubiera gustado ser médico, pero la verdad es que me encanta este deporte, y creo que más de uno nació para ser médico, pero pocos para ser boxeadores.
¿Le pega a su hijo?
Yo le hablo, opté por no pegarle, lo castigo quitándole la televisión o no dejándolo salir a jugar.
Creyente
Usted habla mucho de Dios, ¿qué fe profesa?
Antes era católico, pero desde que conocí a mi señora empecé a ir a la iglesia cristiana, y mi vida se transformó.
¿Ha pagado promesas?
Sí, donde estoy hoy es gracias a las promesas que he pagado.
¿Cómo cuales?
Le pedí al Señor que me ayudara y le prometí alejarme de la gente que me pudiera llevar por el mal camino, y se lo he cumplido.
¿Es fiel?
Ahora sí. A mi mujer la idolatro, pero antes era muy mujeriego, no tenía una sola pareja sino seis o siete novias a la vez. Desde que la conocí a ella entendí que el verdadero amor sí existe y no estoy dispuesto a perderlo.
¿Qué encontró en ella y qué le faltó a las demás?
Es una mujer juiciosa, responsable, creyente y entregada al hogar. ¡Ella es espectacular!
¿Le perdonaría una infidelidad?
Jamás. Le perdono todo, menos que me ponga los cachos.
En el cuadrilátero
¿Algún golpe le ha hecho pensar en retirarse del boxeo?
Sí, en 2012 durante una pelea en Barranquilla en la que me partieron la mandíbula. El golpe lo recibí en el segundo asalto, y cada vez que sonaba la campana me encomendaba a Dios para que me diera la resistencia para seguir. Cuando llegué a Ibagué para la cirugía pensé en retirarme.
¿Qué lo hizo cambiar de parecer?
Pensar que mi sueño es ser campeón mundial y defender el título todas las veces que sea posible, para asegurar mi futuro y el de mi familia.
¿Algún agüero para salir al cuadrilátero?
Llamo a mi suegro William Calderón y oramos.
¿Qué hizo con el primer salario que se ganó?
No recuerdo. Tenía 18 años cuando fui a los Juegos Olímpicos, y antes de eso lo máximo que había tenido en mis manos eran 50 mil pesos, y desde esa clasificación me quedé ganando millón y medio y me volví loco, no supe invertir, di con malos amigos, tomaba y me puse a pagarles las borracheras a otros, y llegó un momento en el que caí y me quedé solo.
En pocas palabras
¿A quién admira?
Como deportista a Manny Pacquiao y como persona a mi suegro.
¿A quién no perdona?
Perdono a todo el mundo, porque si no lo hago Dios tampoco me perdona a mí.
¿Se ha sentido traicionado?
Sí, por el Departamento, porque me han hecho muchas promesas y nunca las cumplen. Creen que uno es un juguete para que jueguen con uno. Yo tantas glorias que le he traído al Tolima y no se ven los resultados.
¿Por qué lo dice?
En 2004 me prometieron la casa y esta es la hora que la casa está volando, no la veo.
¿A quién agradece?
A don Carlos Alvarado, de Mercacentro, y Alexánder Ospina, de Drogas Copifam, porque siempre que he estado mal ellos me han brindado la mano.
¿Qué le gustaría borrar de su memoria?
Del 2004 al 2008, una época en la que estuve descarrilado.
¿Qué tan de mal genio es?
Soy cascarrabias.
¿Qué lo saca de casillas?
Los celos y hablar y que no me pongan cuidado.
¿Qué lo derrite?
Mi mujer, ella me tiene matado. Esta mujer me hizo sentar cabeza, si ella no hubiera llegado a mi vida estaría en una cárcel o en silla de ruedas.
¿Tiene planeado casarse?
Sí, queremos hacer algo chévere. Deseo poder llevarla de luna de miel a París o a Cancún.
¿Qué tan disciplinado es?
Ahora mucho, a veces me siento admirado de mí mismo.
¿Alguna labor social?
Cada vez que puedo compro mercados y los reparto a la gente de las riberas de los ríos. No lo hago por obtener algo de ellos, sino para sentirme bien conmigo mismo.
Además del boxeo, ¿qué hace?
Practico la natación, el fútbol y gimnasia.
¿En casa cómo se distrae?
Me gusta ponerme a ver televisión con mi hijo y mi mujer, ver los dibujos animados del momento. Además, jugamos a la lleva y al escondite.
¿Baila?
Me gusta muchísimo, pero no soy de los que lo haga en discotecas sino en mi casa, o cuando me invita la familia. Evito que la gente que me conoce malinterprete la situación y crea que me estoy desordenando, o que otros que son envidiosos empiecen a molestar a mi mujer.
¿Entonces siente que le tienen envidia?
Sí, mucho. Hay gente que me quiere, pero otros que me quieren ver mal, pero yo no las odio, le pido a Dios por ellos, porque eso es una enfermedad.
¿Qué música le gusta?
Me gusta toda, sobre todo la de Héctor Lavoe y las baladas de los años 60 y 70.
¿Cómo es Óscar Escandón como papá?
Me considero un buen padre, un buen hijo, hermano y esposo.
¿En este rol cómo quiere ser?
Estoy tratando no ser un papá, sino un amigo; que entre los dos se logre establecer confianza, porque sé que a medida que uno va creciendo necesita de un amigo que lo guíe. Yo no lo tuve, y quiero que mi hijo sí.
¿Qué comida le gusta?
Me encanta el arroz con leche y la carne asada.
¿Y la arepa?
A veces, pero con queso o mantequilla. (risas)
¿Qué le mira a una mujer?
Ahora solo los sentimientos, antes solo la cara y que tuviera buen cuerpo.
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