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Sus exequias se llevaron a cabo en la Catedral de Ibagué y fueron presididas por monseñor Roa, quien en una emotiva ceremonia dedicó unas sentidas palabras.
“Estamos aquí para orar con recogimiento, para ofrecer a mi madre un último testimonio de amor. Ella como todos nosotros sintió la necesidad de ser amada y de amar; de corresponder al amor, al ansia de vivir, de descubrir el horizonte de alegría y de paz. Su historia ha sido fundamentalmente de amor, de amor a Dios, a la iglesia, a su familia, a los obispos y sacerdotes; de amor y simpatía hacia todos los demás”, expresó Monseñor.
Asimismo, agradeció a todos los presentes como monseñor Miguel Fernando González, obispo de Espinal; al alcalde de Ibagué, Andrés Fabián Hurtado y su familia; a las congregaciones de religiosas, ciudadanos y su familia, que lo acompañaron en este momento complejo.
EL NUEVO DÍA extiende sus condolencias y se solidariza con la pérdida de Monseñor Roa.
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