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Las complejas situaciones que se viven por estos días hacen que las personas sean más sensibles ante las actitudes, expresiones y palabras de los demás. Con frecuencia esto ocurre porque solemos esperar mucho de los otros, o por lo menos, más de lo que ellos dan, convirtiéndose este hecho en uno de los que más y mayores frustraciones generan en la vida.
Es una situación que se da aún desde antes de la pandemia. ¿Considera que en sus relaciones personales usted da más de lo que recibe y se siente mal por ello?
Si ese es su caso, es necesario que reflexione sobre qué tanto es lo que espera de la gente, y trabaje en moderar sus expectativas sobre los demás, es la forma de construir unas relaciones que no le generen sinsabores o desengaños.
La forma como nos comunicamos, tiene mucho que ver con la calidad de nuestras relaciones personales y tendrá en usted un efecto dañino, si tiende a interpretar negativamente sus vivencias. La calidad de la comunicación con usted mismo y con los demás es la clave de todo.
Aunque es difícil no tener expectativas mayores, especialmente sobre los hijos, pareja, amigos, compañeros y en general de la familia y la gente cercana, haga un esfuerzo y utilice su inteligencia emocional para dejar de esperar demasiado.
Por ejemplo, evite esperar: Que los demás siempre estén de acuerdo con usted. No se disguste porque piensen distinto, ello no significa que no le aprecien o valoren, sencillamente son personas autónomas y diferentes y tienen derecho a pensar de otro modo; incluso de esas diferencias pueden resultar mejores ideas o experiencias. Acéptelo.
Que los demás se apresuren a solucionar sus problemas. Es posible que estén ocupados resolviendo los suyos. Es lógico esperar apoyo y colaboración, pero no se sienta mal ni asuma que no les importa su situación, porque no llegaron en el instante en que usted los llamó.
Cada persona piensa y actúa diferente, así que no espere que los demás hagan las cosas tal cual usted las haría. El significado de bonito, feo, temprano o tarde, barato o costoso, es distinto para cada uno, así que no espere que hagan lo que usted considera apropiado y no se frustre por ello.
Tenga presente que los demás no tienen que adivinar sus pensamientos o deseos, si quiere que lo entiendan, exprese con claridad y precisión lo que desea, espera o siente. Así las demás personas pueden responder mejor a sus expectativas.
Sus gustos, estilo, modo de actuar y de expresarse son diferentes al resto de personas, no espere por lo tanto que todo lo que usted hace o dice les guste a los demás. Acepte las observaciones con serenidad y si no está de acuerdo, igualmente, escuche y no se ofenda ni se amargue.
Actúe como usted considera que debe ser y no espere que los demás le aplaudan y le entiendan; seguramente tendrá razones para hacer lo que hace. Así que siéntase tranquilo y no sufra porque otros no lo comprendieron, pero no ignore los comentarios que recibe, podrían ser útiles.
Algo que mortifica mucho es no recibir de los demás el mismo trato que usted les da. Es posible que usted sea detallista, afectuoso, expresivo y emocional, y puede causarle mucho desaliento que quienes reciben tanto de usted, no lo devuelvan de la misma forma. Sería maravilloso que así fuera, pero esa no es la realidad, hay que aceptarlo y no frustrarse por ello.
Lo que sí debemos esperar siempre es respeto de los demás, pero sí algunas veces no lo recibimos, hay que entender que no todos encajarán en nuestras expectativas y no por ello debemos sentirnos decepcionados de la vida. A su vez, debemos aceptar que posiblemente también nosotros estamos decepcionando a alguien.
*Asesora en Habilidades Sociales y Productividad personal.
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