El Nuevo Día celebra 32 años de historia, ahora desde el mundo digital

Crédito: Suministradas/ El Nuevo Día El Nuevo Día dio un paso trascendental al apostar por fortalecer su presencia digital.
Aunque el formato haya cambiado, su compromiso con los tolimenses sigue intacto.
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El Nuevo Día es un medio que siempre ha estado en el corazón de muchos tolimenses y colombianos que buscan estar informados a través de un medio regional como este. 

Desde su primera edición en 1992 hasta su evolución a la versión digital, ha sido un referente de información para la región. En estos 32 años, recordamos con gratitud a quienes creyeron en nuestro proyecto, entre ellos a los voceadores que vendieron el periódico físico en su momento y ahora siguen recomendando nuestra versión digital, adaptándose a los tiempos modernos sin perder el compromiso con la verdad y la calidad.

Han sido más de tres décadas en las que El Nuevo Día ha mantenido a la ciudadanía al tanto de los eventos más relevantes. Su llegada a manos de los tolimenses el 29 de noviembre de 1992 fue posible gracias al esfuerzo de un grupo de empresarios locales, quienes, con el apoyo del reconocido empresario Alejandro Galvis, fundador de Vanguardia, lograron hacer realidad un sueño de información y servicio a la comunidad. En la actualidad, seguimos con la misma misión, pero con la tecnología como aliada para llegar a más personas.

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El Nuevo Día, cuyo nombre refleja la visión de cada amanecer como una nueva oportunidad, continúa su compromiso de ofrecer la mejor información a los tolimenses, adaptándose a los cambios de la era digital. Consciente de que la evolución es parte fundamental de la vida, el periódico ha dado un paso hacia adelante al integrar su versión digital, asegurando que sus lectores puedan acceder a contenidos actualizados y de calidad, siguiendo siempre su propósito de informar de manera innovadora y cercana.

Sin duda, el periódico impreso de El Nuevo Día permanecerá en la memoria colectiva, como ese referente que muchas generaciones tuvieron en sus hogares. Era común que empresarios comenzaran su jornada con el diario en mano, actualizándose sobre los sucesos más importantes del departamento. Los domingos, se convertían en un verdadero plan familiar, ya que sus variadas secciones permitían que cada miembro de la casa disfrutara de lo que más le interesaba. Para los niños, El Pilo Díaz era un personaje entrañable que traía historias, caricaturas, juegos y espacios para pintar, convirtiéndose en un clásico de esas mañanas.

Hace poco más de un año, El Nuevo Día dio un paso trascendental al apostar por fortalecer su presencia digital, buscando brindar a sus lectores información al instante sobre el acontecer del Tolima. Su página web, que ya lleva casi dos décadas en funcionamiento, se ha convertido en una herramienta clave para estar al tanto de todo lo que ocurre en la región, mientras que su expansión a las redes sociales ha permitido llevar el contenido a una audiencia aún más amplia y diversa.

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A pesar de los cambios, muchos tolimenses todavía recuerdan con nostalgia la versión impresa del periódico, especialmente, los vendedores de las revisterías de Ibagué, que fueron parte fundamental de la distribución de El Nuevo Día. Carlos Eduardo Zambrano, José Saúl Torres y Gustavo Vargas, quienes desde los inicios vendieron el periódico en sus negocios de la calle 10 y el Parque Manuel Murillo Toro, coinciden en que, aunque la versión digital ha logrado su cometido, el vínculo emocional con el impreso sigue presente.

Carlos Zambrano, propietario de la revistería La Décima, recuerda cómo la gente aún pregunta por el periódico impreso y cómo, con nostalgia, les explica que ahora todo es digital. "Extrañamos el periódico, los clientes todavía lo preguntan. Algunos no creen que se haya acabado y hasta preguntan cuándo vuelve a salir", afirma Zambrano.

Carlos

Y añadió: "recuerdo que iba a la sede del diario, en la Sexta con calle 12, tipo 6 o 7 de la mañana, a llevar los periódicos, y ya se veía la fila de vendedores para llevarlos. Cuando abría mi negocio ya estaban los clientes para comprarlo; algunos se sentaban en las bancas frente a la revistería a leerlo; ahora se les dice que es digital", relata Carlos Zambrano.

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Por su parte, José Saúl Torres, quien vendió prensa durante 58 años en su caseta de la plazoleta Darío Echandía, también recuerda cómo el periódico impreso se convirtió en parte del día a día de Ibagué. "Recuerdo esa sede central que tuvo El Nuevo Día, unas instalaciones modernas, a las que yo siempre llegaba a las 6 de la mañana, había gente que madrugaba más, los voceros. Yo tenía mis clientes fijos, personas que añoran el periódico, uno les dice que se acabó, pero nunca supimos la realidad de su desaparición en físico, sino que ahora es digital", señala.

Saúl

Gustavo Vargas, otro vendedor emblemático, comparte que el cambio a lo digital no ha sido fácil para todos. "El Nuevo Día lo vendí desde que nació y hasta cuando le dieron cierre, más de 30 años con nosotros. La gente todavía lo pregunta y lo extraña en la parte física, ahora les decimos que es digital. Hay gente muy regionalista y le gustaba que fuera un periódico de acá, muchos no se acostumbran a que ya no exista", concluye Vargas.

Gustavo

Un recuerdo especial es el de Jaime Valderrama, conocido por muchos como 'Condorito', quien dedicó su vida a la venta de periódicos, entre ellos El Nuevo Día. Valderrama, quien falleció en julio de este año, fue un aliado cercano de la Casa Editorial, llevando el periódico a las emisoras locales y apoyando su difusión.

Hoy, El Nuevo Día se mantiene fiel a su misión de ofrecer información confiable y cercana a su audiencia. Aunque el formato haya cambiado, su compromiso con los tolimenses sigue intacto, marcando un nuevo amanecer digital en su historia.

 

Credito
REDACCIÓN TOLIMA

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