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Lo que empezó como una protesta contra la reforma tributaria, dos semanas después se ha convertido en un conflicto social con graves repercusiones económicas, que ha dejado bloqueadas a varias regiones del país, que ha provocado denuncias de excesos de la Fuerza Pública y que ha hecho que el mundo ponga sus ojos sobre lo que ocurre en el país.
Es probablemente la situación más crítica que ha enfrentado el presidente Iván Duque durante su mandato, que ha puesto a prueba su liderazgo y su capacidad de convocar a diferentes sectores del país, para buscar una solución que ponga fin al conflicto. ¿Cómo lo ha manejado? ¿Qué estrategias políticas tiene a su alcance para superar este momento difícil?
Desde el principio de la situación, el gobierno buscó trazar una línea clara entre las manifestaciones legítimas y los bloqueos, que ponen en riesgo los derechos fundamentales de la población, derechos como la movilidad, la alimentación y el plan nacional de vacunación.
También advirtió sobre lo inoportuno de las protestas, en un momento en que las Unidades de Cuidado intensivo de varias ciudades del país están muy cerca del 100% de ocupación, en el momento más crítico de la pandemia.
El Presidente también se vio forzado a ceder al retirar el texto de la reforma tributaria que había presentado al Congreso y aceptar la renuncia del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, quien era visto como el artífice de un proyecto que no logró tener el apoyo suficiente entre la opinión pública ni en el Congreso.
Esta semana, aún sin haber comenzado formalmente las negociaciones con el Comité Nacional de Paro, el mandatario anunció matrícula cero para estudiantes de universidades públicas de estrato 1, 2 y 3, una de las exigencias más importantes de los manifestantes. Pero nada de eso logró acallar el malestar social.
En opinión de Pedro Luis Pemberthy, profesor del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Nacional, sede Medellín, el presidente Duque ha carecido de una estrategia efectiva para desactivar los reclamos, producto de la manifestación social.
“Uno piensa que los hechos rebasaron al presidente. Su estrategia de diálogo obedece a que no pudo controlar el orden público por medio de la autoridad y utiliza el diálogo para tratar de reducir el movimiento que galopa por el país. El gobierno intenta resquebrajar el movimiento sin tener una intención seria de solucionar los problemas. Si uno pensara que intenta arreglar los problemas no requeriría ni los ríos de sangre, ni la cantidad de víctimas y desórdenes que se presentan y desde el principio hubiera escuchado las condiciones populares que desde hace tiempo existen en la sociedad colombiana”, dijo.
Según el experto, el diálogo con el Comité Nacional de Paro debería estar orientado a encontrar soluciones reales y no a “ganar tiempo a ver si el movimiento se cansa, se reduce y se divide”.
El factor más preocupante en su opinión es que sectores de la sociedad civil han decidido enfrentar el paro por sí mismos y eso se ha convertido en una situación generadora de violencia.
En ese sentido Jorge Iván Cuervo, analista del Centro de Investigaciones de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, señala que “la respuesta del Gobierno ha sido lenta y eso facilitó que hubiera esa radicalización en las calles”.
“El gobierno ha vendido la idea que negociar es claudicar, no olvidemos que esta negociación comenzó en el 2020 con la famosa conversación nacional, ese fue el primer espacio de acercamiento entre el gobierno y distintos sectores sociales finalmente eso no funcionó por la dinámica”, agrega.
En su opinión, el gobierno no leyó bien la realidad del país porque las inconformidades seguían y la pa-ndemia las iba a reforzar, por lo cual debió haber presentado un paquete social sólido en vez de acudir a la reforma tributaria. Y además, dice, ha sido tímido en reconocer los abusos de la fuerza pública.
Para Carlos Arias, Profesor de la Maestría de Comunicación Política del Externado, al Gobierno también le ha faltado comunicarse mejor con la sociedad y por eso los logros que tiene tampoco le son muchas veces reconocidos.
“El grave error de lo que han venido haciendo es que no hay una estrategia de divulgación sobre las políticas del gobierno. Hoy se sienta con influenciadores y voces de la sociedad civil, pero son personas y personajes famosos en un microuniverso de Twitter pero no se sientan con el país nacional y lo más complejo es que ya no se pueden sentar porque no tienen legitimidad ni credibilidad”, agrega.
Aunque no son muchos los aciertos que los analistas le reconocen, Cuervo admite que, frente al paro, Duque ha logrado mostrar cierta independencia frente al Centro Democrático y el expresidente Uribe y eso le ha permitido abrir una ventana para un acercamiento con los manifestantes.
“Uno reconocería a Duque que no ha decretado la Conmoción Interior y que en contravía de pronunciamientos de su partido instaló una mesa de negociación y abrió la puerta a una negociación con el ELN, algo que muestra cierta independencia del gobierno como jefe de estado frente a los partidarios del Centro Democrático”, señala Cuervo.
Llegar con propuestas concretas
Solucionar la situación de violencia que ya escala en Colombia es una necesidad para todos. Para Pedro Luis Pemberthy, “la única solución para el presidente es acudir a apoyos internacionales que le permitan establecer negociaciones con garantías para todos los actores del conflicto. En el derecho internacional existen figuras para que le ayuden a arreglar el problema. Solo con esa garantía para las partes se puede establecer una negociación seria que permita tomar decisiones para bien de todos”.
Cuervo asegura a su vez que es importante que el Gobierno llegue a la mesa con propuestas concretas. “Un paquete atractivo para jóvenes, el tema de matrícula cero y empleo juvenil, ese es un mensaje a quienes jalonan la protesta. Además comprometerse con una reforma a la Policía. Así como varios partidos han dicho, desmilitarizarla, si él se compromete en eso sería importante. Además de la creación de una comisión de esclarecimiento que permita aclarar los hechos que han sucedido durante en estos días. Y una reforma tributaria orientada a mayor progresividad y a atender los gastos de la pandemia”, explica.
Así mismo, es importante que de parte de los manifestantes también haya una voluntad de diálogo que permita un acercamiento.
“Se necesitan gestos más concretos por parte del Comité del Paro, el presidente se movió un poco con ciertos mensajes interesantes, pero uno no ve que el comité esté en la misma actitud y en una negociación de ambas partes deben ceder. Si el gobierno hace esos ofrecimientos y los del paro no reaccionan el gobierno puede decir hice lo que me tocaba y los del paro no hicieron nada entonces no me responsabilicen”, señala.
En este momento, dice Arias, “lo único que puede hacer el presidente, no sus asesores ni sus altos consejeros, es liderar la discusión con la sociedad civil, que se baje de la jerarquía que supone ser el mandatario y discutir con mandatarios locales asumiendo el riesgo de que lo puedan maltratar; además cambiar el discurso reconociendo los desmanes de la fuerza pública y generando acciones contundentes en favor de la ciudadanía y abriendo acciones oportunas en contra de los desmanes y la violación de derechos humanos”.
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