Un reciente informe de Datacrédito Experian confirma esta tendencia y asegura que el 2019 fue un buen año para el crédito de consumo en el país, en especial en montos inferiores a 5 millones de pesos.
¿Qué está impulsando este sector y qué tan positivo es para la economía de nuestro país?
“Las empresas, y en especial los hogares, tienen el nivel de endeudamiento más alto en la historia de Colombia, que supera con creces el total de ingresos de los hogares”, afirma el abogado y economista José Roberto Acosta.
El consumo, sustentado en buena parte en el crédito, fue uno de los factores más importantes para impulsar la tasas de crecimiento económico en el país en 2019, que finalmente terminó en 3,3%. Esto coincidió con un crecimiento de la cartera de consumo en el segmento de hogares del 8,9%, de acuerdo con el mencionado informe del Banco de la República.
De la totalidad de las deudas de los hogares colombianos, el 66% correspondió a créditos de consumo, mientras que el 34% a vivienda.
“El consumo que hacen lo hogares representa prácticamente el 70% del Producto Interno Bruto. La cartera de consumo ha sido bastante importante. Lo que hemos visto es que a lo largo del año pasado, hubo una aceleración de los desembolsos que el sistema financiero le hacía a los hogares para cartera de consumo”, afirma Luis Fernando Mejía, director del centro de pensamiento económico de Fedesarrollo.
De esta manera, el consumo privado se ha convertido en un dinamizador de la economía colombiana y el crédito ha ido creciendo exponencialmente en materia de inclusión. Es decir, ya no solo es una posibilidad con la que cuentan los estratos de altos ingresos.
Los hogares colombianos, explica Mejía, consumen principalmente bienes para el hogar, especialmente alimentos, transporte y bienes duraderos.
El informe de Datacrédito Experian muestra que la mayoría de los créditos son inferiores a 5 millones de pesos y tomados por personas con ingresos menores a dos millones de pesos.
“Esto lo que indica es que estamos hablando de personas de ingresos no muy altos, y esta dinámica de inclusión financiera hace que tengan la posibilidad de tener crédito”, explicó el economista Santiago Rodríguez, líder del estudio, denominado “El crédito de consumo es para todos”.
El economista también puntualizó que el 60% de los créditos se concentra en los estratos 1, 2 y 3, lo que evidencia que todos los sectores de la población tienen la posibilidad de acceder a créditos de consumo. Rodríguez afirma que esta dinámica financiera le permite a los ciudadanos tener mejores niveles de vida.
La edad sí cuenta
Uno de los datos más llamativos presentados en el estudio de Datacrédito revela que el segmento de edad donde más se presenta acceso a créditos es el que va de los 26 a los 35 años, y que además los hombres tienden más al consumo.
Este elemento resulta particularmente sorpresivo si se tiene en cuenta que uno de los factores más preocupantes en materia económica es el mercado laboral.
Las tasas de desempleo actuales dan cuenta de que la capacidad adquisitiva de los jóvenes es baja y, de hecho, el debate público de las últimas semanas se ha centrado en la superación del desempleo y la informalidad como constantes en la economía de Colombia.
Rodríguez asegura que el acceso a créditos por parte de este segmento poblacional se explica en que los montos no son demasiado cuantiosos, lo cual garantiza un rango de estabilidad y continuidad en el acceso a créditos por parte de los “millennials”.
“Hay que recordar que, dentro de los créditos analizados, no están solamente aquellos pertenecientes al sector financiero. Es decir, no todos los créditos deben tener necesariamente un monto alto”, afirma.
El economista e investigador de la Universidad Externado, Isidro Hernández, asegura que la edad definitivamente incide en las decisiones de consumo.
“Los jóvenes son más propensos al crédito porque, por lo general, no tienen la responsabilidad de un adulto, tales como hijos o pagos de hipoteca. Al ser la juventud propensa a la moda, la tendencia a utilizar créditos de consumo es mayor”, explica.
“Es más fácil darle un crédito de consumo a un joven que a un viejo. Porque los riesgos, en el caso de personas mayores, se incrementan. Entonces el sistema crediticio, excepto cuando hay niveles muy altos de ingreso, no hacen sujetos de crédito a los mayores”, añade.
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