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El proyecto denominado ‘Modernización y Humanización del Sistema Penitenciario y Carcelario’, que ya fue radicado en el Congreso de la República por parte del ministro de Justicia, Néstor Osuna, con la premisa de una política criminal más restaurativa y humana para la población privada de la libertad, vuelve a generar polémica por uno de sus enunciados.
Y aunque la idea es buscar alternativas para superar la crisis carcelaria que existe en el país, también prende de las alarmas por la propuesta de eliminar algunos delitos como la inasistencia alimentaria, la injuria y calumnia, el irrespeto a cadáveres y el incesto, el cual será analizado en esta edición con ayuda de expertos consultados por esta redacción.
El propio ministro de Justicia, Néstor Osuna, explica que se trata de una “aversión social que pretende evitar que hermanos, padres e hijos, abuelos y nietos, etc., realicen actos de naturaleza sexual, así sean voluntarios y se trate de dos adultos con capacidad para consentir. Esto es una expresión del concepto de tabú, definido este como una práctica que genera rechazo social y que no debe ser realizado, discutido, ni debe realizarse una asociación con él”.
En este mismo sentido, David Murillo, docente de la Universidad Libre, explica que “el derecho penal desde una perspectiva constitucional se desliga de la moralidad y de los tabús que socialmente puedan existir en un momento determinado. El incesto como conducta punible respondía a una visión anacrónica del derecho penal que hoy por hoy no tiene mayor relevancia ni impacto social. La familia como bien jurídico protegido por esta conducta se ha transformado y no se justifica el mantenimiento del incesto como conducta sancionada por el derecho penal”.
De igual manera, argumenta Murillo que “la eliminación del incesto como conducta punible no afecta los delitos sexuales, pues su finalidad no es proteger el bien jurídico de la libertad sexual, sino la familia. Sumado a ello, el juicio de reproche punitivo contemplado por el incesto se da sólo en relaciones consentidas entre adultos que guardan un grado de familiaridad”.
Por su parte, Francisco Bernate explicó que este delito no se usa como antes, ya que “desde el año 2000 se puso el parentesco como una agravación y por eso el delito quedó en desuso. Está bien eliminarlo”.
A esto se suma el abogado penalista Saúl León, quien asegura que “su eliminación no afectaría la sanción penal para los delitos sexuales y no habría afectación sobre los delitos que sancionan las agresiones sexuales”.
Luis Fernando Ramírez docente de la Universidad Sergio Arboleda, considera que dejar de considerar el incesto como un delito golpea mucho más los valores que hoy en día tiene la sociedad colombiana de protección al hogar y, sobre todo, de unión marital.
“Eso me parece que atenta de alguna forma con la estabilidad social y podría tener obviamente unas repercusiones de volvernos una sociedad más libertina, modelos como los que pasa en otras partes del mundo como Australia, donde básicamente las personas hacen lo que quieren con su vida y nos volveríamos más a nivel de contratos civiles para el matrimonio, dejando de lado los valores religiosos y morales que se contemplan a partir de la unión”.
Solución a la crisis carcelaria
En este sentido, Osuna acepta que esta parte de la reforma no tiene nada que ver con disminuir el hacinamiento en las cárceles, puesto que el número de reclusos por este delito es muy bajo.
El objetivo principal será establecer una frontera entre el derecho penal y las conductas repudiadas, pero que no son delitos.
De igual manera, Ramírez argumenta que la descongestión carcelaria no puede pasar por la ruta de dejar de ser delito muchas cosas que hay de todas formas castigar. “Me parece que la discusión es al revés, es decir, primero solucionar el tema de infraestructura carcelaria para atender lo que establece el código penal”.
Por su parte, el docente de la Universidad Libre David Murillo, precisa que la congestión judicial en Colombia tiene causas estructurales y sistemáticas que no se reducen a la existencia o no de una conducta punible particular como el incesto. Sin embargo, “hay que entender que su eliminación responde a fines más complejos que la simple descongestión... es la actualización de una política criminal que permita actualizar los tipos penales y el ordenamiento jurídico”.
Desde la psicología
Sergio Ribero Marulanda, magíster en Psicología Clínica,
“Es importante partir del reconocimiento del grupo familiar como referente del ser humano. Al ser este el espacio donde pasa los primeros años de vida, se espera que allí se logren satisfacer sus necesidades más básicas (alimentación, sueño, cuidado en general); sin embargo, también se encuentran allí las necesidades sociales que no son menos importantes, dado que somos individuos con una marcada tendencia a la interacción”.
Así las cosas, el experto dijo que “la familia se vuelve fuente de cariño, afecto y protección; y es en ella donde se transmiten los valores de convivencia humana. Este componente no es menos importante que lo anteriormente descrito y es que en dichos valores se establece lo que se debería o no se debería hacer en este y cualquier grupo social”.
En ese sentido, con la propuesta del Gobierno “se está buscando reconocer la cercanía entre dos individuos mayores, conscientes y autodeterminados desde un escenario romántico, amparado por una interacción basada en el cuidado, respeto y satisfacción mutua de necesidades amorosas”.
De allí que la construcción del amor “pueda traducirse en interacciones que se den con cualquier persona, aunque eso implique hablar de un primo o cualquier familiar sin que se considere realmente una aberración o problema mental”.
DATO: En el municipio El Santuario hay una familia que hace más de tres décadas mantiene una costumbre tan común en el oriente antioqueño que casi se ha convertido en una tradición: el incesto.
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