Una reposición inminente es lo que pide la comunidad para el sistema de acueducto y alcantarillado del barrio La Gaviota en la comuna Seis, a cargo de la empresa Ibal.
Según denuncias realizadas por los ciudadanos el fuerte olor por las aguas negras y las filtraciones en las estructuras de las viviendas ha causado un gran malestar en la comunidad que ya lleva cerca de un año con esta grave problemática.
Es que según los habitantes de este sector la situación se convirtió en una pesadilla, sobretodo cuando llueve, pues el agua inmediatamente empieza a aflorar por los sifones dentro de las residencias, expulsando todo tipo de sustancias y desechos, hecho que desata problemas de sanidad e irrumpe con la tranquilidad de los vecinos.
Sumado a esta serie de problemáticas y por la misma situación se presentó el colapso de la malla vial en esta zona de la calle Tercera entre carreras Segunda y Tercera respectivamente, y se ha convertido es una constante que en el sector se generen grandes huecos, que con ayuda de los mismos ciudadanos son tapados con tierra para disminuir el riesgo de accidentes.
“Ya estamos en riesgo ambiental porque no tenemos la salida de la alcantarilla al colector, porque está completamente obstruido; se ha informado al Ibal, vinieron con el video robot, pero no ha pasado nada, me mandaron respuesta a una carta, pero no hemos visto nada”, sostuvo Luz Delibia Quijano, residente en el sector.
Frente a estos hechos la comunidad pasó un derecho de petición el pasado mes de marzo al Ibal donde exponía esta misma situación y dejaron por sentado el diagnóstico de uno de los técnicos de la empresa que daba como solución única la reposición del tramo de alcantarillado colapsado.
Dicho documento tuvo respuesta un mes después en abril en donde informan que se ofició al director operativo para que sea incluida la obra de reposición en la programación con el contrato de emergencias 2018; sin embargo, a un mes de finalizar el presente año no hay solución.
William Acosta es otra de las personas afectadas no solo en su vivienda, sino en su economía.
“Esa afectación me perjudica económicamente porque tengo un negocio de electrónica y me toca cerrar puertas para evitar ese olor, inclusive la casa la tengo en venta, pero ni se puede arrendar, ni se puede vender”, señaló Acosta.
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