La semana pasada tuve una experiencia fascinante: atravesé Bulgaria por carretera, en donde encontré la oportunidad de apreciar sus principales ciudades, entre ellas Sofía, la capital.
Hace 40 años, cuando la democracia estaba seriamente amenazada por las bandas criminales del narcotráfico y su máximo jefe, Pablo Escobar, llegaba a los propios bancos del Congreso, y a él se plegaban los codiciosos del poder como Alberto Santofimio, que quería ser presidente al precio que fuera, el país vivía momentos de extrema angustia, en donde cualquier persona que opinara contra los narcos era convertido de inmediato en objetivo de los criminales y la propia Policía se veía humillada cuando diariamente caían asesinados decenas de uniformados, por cuya
muerte se pagaba desde las cajas menores de Pablo Escobar.
Desde hace más de un año se viene hablando de la escasez de ciertos medicamentos, sobre todo aquellos destinados a atender enfermedades crónicas, las mismas que matan a más de 41 millones de personas cada año en el mundo.
El departamento de Antioquia ha sabido desarrollar una clase dirigente de enorme proyección, que le ha dado la delantera no solo en el crecimiento industrial, sino también en materia de infraestructura y desde luego en el avance del talento humano.
En medio de la ola intensa de extremo calor que está viviendo el país, y buena parte del mundo, en donde las llamas amenazan las comunidades, destruyen los bosques y arrasan el medio ambiente, bueno sería aprovechar el momento para hacer una profunda reflexión sobre el compromiso ambiental.
Los parques en todas las ciudades del mundo están dispuestos para ser espacios amables, limpios, destinados a la recreación y el esparcimiento de todos los ciudadanos, es decir, sitios públicos por excelencia, en donde sea posible colocarse en contacto con la naturaleza y también con las demás personas que asisten demandando una posibilidad de entretenimiento sano que permita renovar energías y disipar el agobio del trabajo o del encierro hogareño.
La Alianza por la Niñez Colombiana, ha dado a conocer una cifra aterradora: Once millones de niños y adolescentes son pobres, es decir el 67% de ese sector de la población, lo que quiere decir que buena parte de nuestra juventud está creciendo en situación de vulnerabilidad, pues la pobreza que la agobia, hace que se desarrolle en medio de enormes afectaciones como la desnutrición, el narcotráfico, la delincuencia organizada, la explotación de menores, el marginamiento de la educación y de la salud.
Un reto muy grande deberá ocupar a los nuevos alcaldes que se posesionarán en los próximos días, para enfrentar el enorme desafío de la inseguridad que se vive en el país.
El resultado de las pruebas Pisa recientemente divulgado, ha dejado ver que la calidad de la educación ha
decrecido en el último periodo, pues los niveles de medición señalan una caída de 15 puntos para matemáticas, de
10 puntos para lectura y de siete puntos para ciencias.
Como la famosa canción mejicana “vengo volando bajo” así es precisamente como podemos contemplar a la aerolínea Avianca, que por estos días cancela abruptamente vuelos, retrasa exageradamente otros y atropella a los pasajeros al no brindarles información oportuna, dejarlos plantados en condiciones inhumanas en aeropuertos y al perturbar toda la actividad nacional que depende del transporte aéreo.