Cárceles en Colombia, ¿deben desaparecer?

  ARCHIVO - EL NUEVO DÍA
Algunos profesionales de la academia consideran que se debe optar por las sanciones económicas para los delitos menores y la resocialización en las prisiones.

Un estudio reciente sugiere que las cárceles en Colombia deben desaparecer porque no cumplen con el fin de resocializar a los delincuentes.

En el III Intercambio de Semilleros de Derecho Penal y Penitenciario, realizado en la Universidad de San Buenaventura seccional Cartagena, donde se evaluaron 20 ponencias de 12 universidades del país, se concluyó que las cárceles son un fracaso.


“La cárcel fracasó como modelo sancionatorio y cada vez es más notoria la violación de los Derechos Humanos”, asegura Daniel Acosta Muñoz, sociólogo, coordinador de Investigaciones del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), y representante de la Escuela Penitenciaria.


Para el investigador, el 70 por ciento de los reclusos en las cárceles colombianas están por delitos menores. “La cárcel debe desaparecer, o sostenerse solo para delincuentes violentos reincidentes, con los que realmente la sociedad no tiene más remedio que el encierro, que son el 30 por ciento de los reclusos”, comenta.


Acosta Muñoz explica que ese restante 70 por ciento comete delitos menores propios de la crisis y de las necesidades que padecen. “En los delitos de agresión contra la sociedad no hay otra salida que la cárcel, pero para la mayoría de los casos se deben buscar otras alternativas”, dice.


Más domiciliaria

Juan David Posada Segura, docente de la Facultad de Derecho de la Universidad de San Buenaventura Seccional Medellín y organizador del III Intercambio de  Semilleros, coincide con el planteamiento de Acosta Muñoz de impulsar la alternatividad penal.

“Menos cárcel como sanción penal y más alternativas civilizadas, como multas para delitos menores”, sugiere.


En el país actualmente hay unas 20 mil medidas domiciliarias y “la tendencia es hacer masiva esta alternativa”.

La domiciliaria no es para personas con antecedentes, para criminales, ni para delincuentes de cuello blanco, debe ser un reconocimiento, e incluso la misma sociedad y las autoridades locales, deberían dar un punto de vista si una persona merece o no la domiciliaria.
 
Intereses oscuros
Una segunda conclusión  es que para la academia es claro que el sistema carcelario no es útil a los intereses de resocialización, pero sí para otros intereses oscuros como el manejo del tráfico de drogas, que hace que se mueva la economía negra, que es altísima en estos establecimientos.

El sistema carcelario también beneficia a muchas personas y fuerzas oscuras que quieren mantener la discriminación, por las condiciones socioeconómicas, ya que las cárceles están llenas es de pobres discriminados. “Por esta razón es que aunque veamos unos enormes fracasos en el sistema, no lo tumban”, dicen.

 
Cadena perpetua
La tercera conclusión es que la cadena perpetua cumplió su ciclo. “Hay muchos que abogan y piden que los castigos sean más duros porque así la gente obedece más. Eso no es cierto. Se llama ‘populismo punitivo’, porque la realidad es que cuando se aprietan las penas y se tipifican nuevos delitos los delincuentes buscan cómo evadirlos o se preparan para enfrentar lo que venga”.

En cuanto a la pena de muerte, todos saben que la cárcel es mala, pero lo único bueno que tiene es que evita la pena de muerte.

 
Policía Metropolitana
El teniente coronel Wilson Bernal, comandante operativo de la Policía Metropolitana de Cartagena, dice que lo referente a las penas está tipificado en la ley penal.

Sugiere que se haga un verdadero diagnóstico sobre el sistema penitenciario y carcelario del país en dos aspectos. El primero, relacionado con la infraestructura frente a la cantidad de reclusos, y el segundo, que guarda relación con la condición de resocialización del reo. “El resultado de dicho diagnóstico podría coadyuvar en la formulación de políticas públicas en materia de seguridad”, sostiene el oficial.


CÁRCEL DE TERNERA EN CARTAGENA
La cárcel de Ternera fue dispuesta para  mil 700 reclusos. Hace seis meses, cuando asumió el actual director, Luis Efraín Martínez, la cifra estaba en  mil 810. Hoy el penal tiene dos mil 100 internos.

Pese al hacinamiento, en la cárcel se adelanta un trabajo que permitirá la resocialización de la mayoría de los internos. “Hay alternativas para ellos. Se tienen convenios con centros educativos desde primaria hasta universitarios. También se permite que grupos religiosos (católicos y cristianos), compartan su fe entre los internos”, dice una persona que pidió la reserva de su identidad.


CÁRCELES DE BARRANQUILLA
El hacinamiento en las cárceles de Barranquilla sobrepasa los límites. Tanto La Modelo como la del barrio El Bosque superan el cupo en más del cien por ciento. La Cárcel Modelo, la más antigua de la ciudad, fue construida para albergar a 450 internos y tiene una población de mil 10, es decir 560 reclusos por encima de lo estipulado.

La Penitenciaría de El Bosque no se queda atrás. El centro de reclusión fue construido para albergar a 650 internos y cuenta con mil 100, unos 550 reclusos más, caldo de cultivo para las peleas que a diario se presentan.


En Barranquilla existe otra cárcel, la Distrital, queda al lado de la Penitenciaría de El Bosque. Tiene unos 30 internos y su capacidad es para 200. Es una de las pocas del país que ocupa el 25 por ciento de su capacidad. Allí están las personas por delitos políticos o afines. Para Milton Aníbal, una solución parcial al hacinamiento que tienen La Modelo y la Penitenciaría El Bosque es que a la Cárcel Distrital se trasladen algunos internos para cubrir los restantes cupos.

 
MONTERÍA
Aunque la Cárcel Nacional Las Mercedes de Montería fue diseñada para 750 reos, hoy tiene mil 752.
En los últimos días trasladaron a Montería a 450 presos de otras cárceles bajo la promesa del Inpec que destinarían $650 millones para construir un nuevo pabellón.  A las autoridades carcelarias les preocupa que solo hay 109 guardias para vigilar a los reos. Recientemente, con la emergencia eléctrica que vivió Córdoba, tras la caída de 35 torres, fue necesario racionar la energía mínimo cuatro horas diarias, situación que se volvió insostenible.  La única planta que existe en el penal garantiza luz para la parte administrativa y en las garitas, y durante la emergencia eléctrica, tocó reforzar la seguridad con patrullajes de la Policía Nacional.
 
LA VEGA EN SINCELEJO
La Cárcel Nacional La Vega de Sincelejo tiene una capacidad para 520 internos y hoy cuenta con mil 67. La sobrepoblación, constituida por 989 presos hombres y 78 mujeres, genera constantes roces entre los detenidos y problemas de resocialización.

Para Diana Luz Martínez Pérez, directora de la Cárcel Nacional La Vega de Sincelejo, el hacinamiento es una problemática de Estado, que lo viven todos los penales del país.


Credito
COLPRENSA

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