La llegada, hace cerca de un año, de nuevos presidentes a México y Brasil y la reelección reciente de Evo Morales en Bolivia así como el retorno del kirchnerismo a Argentina, de la mano de Alberto Fernández, suponen un cambio en el panorama político de América Latina.
En dos de los países con mayor población de la región, el giro fue de 180 grados: en México, donde históricamente había gobernado el derechista Partido Revolucionario Institucional (PRI), avanzó en la dirección opuesta, con Andrés Manuel López Obrador, permitiendo por primera vez la llegada de un presidente de izquierda.
En Brasil, donde la izquierda y el centro-izquierda gobernaron durante más de 20 años, sucedió lo contrario.
Tras la llegada de Jair Bolsonaro, en el país comenzó un nuevo capítulo en su historia, el de la extrema derecha.
Argentina, en donde este domingo hubo elecciones, dio un “giro a la izquierda”, al pasar del macrismo al kirchnerismo, movimiento político de centroizquierda y orientación mayoritariamente peronista, que gobernó el país desde 2003 hasta 2015.
Ante este escenario, que pareciera demostrar fuerzas electorales divididas, vale la pena preguntar, ¿hacia dónde va el péndulo de la política en América Latina?
José David Moreno, historiador y Docente de la Facultad de Ciencia Política de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, explica que América Latina durante los años 60 y 70 sufrió golpes militares, dictaduras y autoritarismos. Para los 80 atravesó una estrategia conservadora, de centro o centro-derecha, conocida como la década perdida y posteriormente, en los 90, vivió la era del gran auge del neoliberalismo, la nueva derecha latinoamericana.
En ese momento de la política señala presidentes como César Gaviria en Colombia, José López Portillo en México o Carlos Saúl Menem en Argentina.
Sin embargo, el cambio sensacional llega en la década siguiente, pues la entrada del Siglo XXI en Latinoamérica trajo consigo una nueva ola de políticos que podrían ser considerados como gobiernos progresistas en algunos países, siendo México y Colombia la excepción.
“En la década pasada sí podríamos hablar de una tendencia hacia gobiernos progresistas, de centro o centro-izquierda, pero desde hace unos cinco o seis años nuevamente el péndulo se está inclinando hacia el otro lado”, expone.
En la América Latina actual, presidentes como Jair Bolsonaro en Brasil, Iván Duque en Colombia, Martín Vizcarra en Perú o Lenín Moreno en Ecuador no es que sean personajes progresistas, recalca.
“Podría pensar que los fortines de la izquierda y el progresismo están en México y Uruguay, aunque tampoco creo que la posición de Amlo sea necesariamente de izquierda o centro-izquierda, no hay que olvidar que el fue parte del partido revolucionario institucional”.
A su parecer, las elecciones en Uruguay demuestran un quiebre en el dominio del Frente Amplio que Tabaré Vásquez había desarrollado muy bien pero que ya no se mantiene igual. Aunque van a una segunda vuelta, también tambalea.
En contraposición, Javier Leonardo Garay, docente e Investigador de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, asevera que efectivamente hay un retorno, de hecho muy rápido, de estas ideas de gobiernos que en algunos casos son abiertamente de izquierda o izquierda radical.
“Claramente Latinoamérica tiene gobiernos del socialismo del siglo XXI que no se han ido (Nicaragua y Venezuela), una dictadura cercana en Bolivia, y gobiernos de izquierda como México y nuevamente Argentina, de hecho, las revueltas en Chile demuestran que probablemente el péndulo se va a mover en las próximas elecciones”.
¿Avance o retroceso?
Por ideología, las izquierdas abogan por la igualdad y la transformación del mundo con la perspectiva de volverlo más igualitario, mientras que las derechas lo hacen por la libertad sobre la base de que las desigualdades sociales son intrínsecas y necesarias al ordenamiento social.
Frente a esta doctrina, el investigador de la Universidad Externado de Colombia asegura que una cosa es que sean gobiernos que defienden la dignidad humana, que intentan superar los problemas de pobreza y desigualdad, lo cual reconoce como un avance, sin embargo, lo que se ha evidenciado es que eso es lo que menos hacen.
“Lo que hemos visto es que esos gobiernos tienden a consolidarse en el poder a través de la desaparición del Estado de Derecho y también tienen implicaciones muy fuertes en la economía, no es suficiente decir que se quiere ayudar a los más pobres. Estos gobiernos son muy poco proclives a pensar en políticas de generación de riqueza y de crecimiento económico, lo que hacen es, al contrario, asfixiar las posibilidades de crecimiento económico de iniciativa de las mismas personas y llevando a que se incrementen los problemas de crisis humanitarias y pobreza que claramente inciden en los procesos de desigualdad de la región”.
En últimas, para el analista las movilizaciones actuales nos llevarán a un periodo fuerte de crisis y es en esa circunstancia como se desarrollan nuevos liderazgos.
El grito es de equidad
Luis Fernando Ramírez, vicerrector de la Universidad de La Salle explica que para entender la situación política en América Latina hay que diferenciar dos situaciones, el tema propiamente de gobiernos en donde en efecto Argentina y Uruguay marcan una tendencia del retorno a la izquierda y las aspiraciones sociales de los pueblos.
“El grito del momento es la equidad, tiene que haber una mejor distribución de la renta, evitar las injusticias, repartir la riqueza de manera equilibrada. Si esta oleada de gobiernos logran en alguna medida mejorar esa situación, bienvenidos, no podemos seguir generando más desigualdad”.
Así las cosas, es evidente que, sin importar la ideología, la gente está presionando por soluciones.
Dato
En 2008, 11 de los 18 países de América Latina eran gobernados por presidentes de centro-izquierda o izquierda.
Dato
Según la ronda 2018/19 del Barómetro de las Américas, el 57.7% de los ciudadanos del continente apoya la democracia como mejor forma de gobierno.
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