ÁNGELA CASTRO ARIZA
Bernie Sanders viene pisando fuerte. Las encuestas le sonríen y su favoritismo se empezaría a notar en la primera prueba de fuego de las votaciones: las primarias demócratas en Estados Unidos, de donde saldrá el rival de Donald Trump en las presidenciales de noviembre próximo.
El auge de Bernard -Bernie- Sanders, el líder absoluto del ala más izquierdista de los demócratas, y el estancamiento del exvicepresidente Joe Biden son evidentes. Para Sanders, será sin duda, su último intento de llegar a la Presidencia de Estados Unidos, después de 2016.
Los “caucus” de Iowa, este pequeño estado del medioeste de EE.UU., tienen un poder simbólico, puesto que ubicaría al ganador en la primera línea de votación por la nominación de su partido. Además por la señal que envían al resto del país.
Sin embargo, un error tecnológico en el recuento de los resultados oficiales del vencedor de estos emblemáticos “caucus”, opacaron el arranque formal de estas primarias.
Un dato interesante: en los últimos 24 años, el ganador de los “caucus” (asambleas) en Iowa siempre ha terminado llevándose la nominación del partido a la Presidencia. La crucial primaria del estado de New Hampshire votará, siete días después.
Sanders junto con Biden y la senadora Elizabeth Warren llevan la delantera en la pugna por la candidatura demócrata de un total de 12 en competencia.
Con una carrera de 35 años en el servicio público, el senador de Vermont ha venido cambiando el perfil de revolucionario a uno más pragmático y progresista. Sanders ha canalizado los apoyos de las minorías, los jóvenes, los migrantes y las mujeres; además concentrando todos sus esfuerzos en demostrar que puede ser el próximo presidente de Estados Unidos.
¿Qué tiene el discurso de Sanders que atrae?
Tiene un discurso socialdemócrata de redistribución de la riqueza, un estado grande encargado de las necesidades básicas de todos y mucho más gasto social, describe Sebastián Bitar, internacionalista y profesor de la Escuela de Gobierno de la Universidad de Los Andes.
El problema de Sanders, a su juicio, es que es el extremo del partido ahora hacia la izquierda: “Si él gana la nominación, muchos demócratas moderados van a preferir no votar o incluso apoyar a Trump”.
En este momento está peleando algunos estados a la par de los demás, subraya Bitar, quien ve difícil que logre unir suficientes apoyos cuando avancen las primarias.
“Necesita que se le vayan sumando los pesos pesados del partido, y hasta ahora no los tiene”, insiste Bitar.
A manera de reflexión señala que “no se trata sólo de vencer a Donald Trump, el presidente más peligroso en la historia moderna de Estados Unidos”, sino de “transformar el país”.
Por su parte, Suelen Castiblanco, investigadora y docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de La Salle, estima que Sanders es una apuesta muy interesante en el espectro de las elecciones en Estados Unidos.
Le atribuye el mérito, más que por sus posibilidades reales de convertirse en el próximo presidente del país, el hecho de que pone sobre la agenda algunos temas que no son parte de la campaña, como por ejemplo la educación gratis y el seguro médico universal.
Ahora bien, observa que las propuestas de Sanders no se caracterizan por ser “argumentadas”, y son más de “carácter discursivo”, lo cual a su modo de ver, tiene que ver con su repunte en las encuestas frente al exvicepresidente Biden.
“Sanders tiene una posición mucho más crítica y más visceral frente al actual gobierno de Estados Unidos”, explica Castiblanco.
De otro lado, destaca un elemento importante: la presencia de Alexandria Ocasio-Cortez, la mujer más joven de la historia en llegar a la Cámara de Representantes, con 29 años de edad.
“Ella ha logrado capturar mucho del inconformismo de la población más joven de Estados Unidos, población migrante y que se siente discriminada por la política de Trump”, comenta.
En esa misma línea, David Castrillón, docente e investigador de la Facultad de Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia, define a Bernie Sanders como un candidato “outsider” en todos los sentidos, tanto dentro de la política en general de EE.UU. como al interior del partido Demócrata.
Para él, Sanders se ha rodeado de mujeres con ideas que han aportado a su campaña, con una figura atractiva como lo es Ocasio-Cortez, así como por sus políticas en las que habla por ejemplo de educación gratuita para jóvenes y salud pública.
Sin embargo, reconoce que también tiene ciertas debilidades en una contienda contra Trump.
Su edad juega en contra, es el candidato más viejo, tiene 78 años, y sufrió un ataque cardiaco el año pasado, dice. Además es un hombre blanco, y este hecho, puede no crear la emoción que movilice a los demócratas e independientes para salir a votar por él, anota el experto en política estadounidense.
Castiblanco añade, en ese sentido, que su agenda es muy socialista, pero es una distinción que para el estadounidense de a pie es muy difícil de hacer.
“Entonces se imagina socialista al estilo ruso, al estilo chino, y no la idea de una reestructuración del sistema de oportunidades que se da la democracia norteamericana”, aclara la investigadora.
Por ello considera que el electorado estadounidense no está preparado para una agenda tan progresista como la que él propone y el partido Demócrata tampoco estará dispuesto a apoyar una posición tan radical, más ahora que Trump saldrá fortalecido del “impeachment”.
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