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En la recta final de las negociaciones del período de transición del Brexit, Boris Johnson pretende cambiar los términos del acuerdo firmado en octubre de 2019 con la Unión Europea (UE), a expensas de la credibilidad internacional del Reino Unido.
Tal parece que la palabra empeñada parece no tener valor para el polémico primer ministro conservador británico, quien se valió del Brexit para llegar a Downing Street (sede de Gobierno) en julio de 2019 con la firme promesa de sacar a Reino Unido de la UE “cueste lo que cueste”, luego del rotundo fracaso de su antecesora Theresa May.
Es claro que ninguna de las partes puede cambiarlo, aclararlo, enmendarlo, interpretarlo o derogarlo unilateralmente, coinciden los expertos.
El origen de la tensión es el proyecto de Ley del Mercado Interno, enviado por Johnson la semana pasada al Parlamento, para modificar algunos de los compromisos adquiridos en el acuerdo de ‘divorcio’ con el bloque europeo.
La controvertida ley, que ya hace trámite legislativo, le daría a Londres la potestad de tomar decisiones comerciales unilateralmente respecto a su provincia de Irlanda del Norte (el punto más álgido en la agenda de negociación con la UE) algo que se suponía serían compartidos con Bruselas como se pactó.
Esta ley que Johnson promueve argumentando la defensa del empleo y el crecimiento, supone la ruptura del acuerdo al que llegaron Reino Unido y la UE, resume Miguel Martínez, docente de la Escuela de Relaciones Internacionales de la Universidad Externado de Colombia.
El 31 de enero pasado, Reino Unido abandonó oficialmente la UE, casi cuatro años después de un histórico referéndum que marcó el fin de 46 años de un matrimonio.
Una ruptura, sobre todo en materia de libre circulación de mercancías en caso de que se apruebe la ley, conlleva “muy poca seguridad jurídica para la Unión Europea, ya que da libertad a Reino Unido para cumplir o no cumplir dicho acuerdo”, explica Martínez.
La UE, que acusa a Reino Unido de violar el derecho internacional, ha decidido levantarse de la mesa de negociaciones mientras está en trámite dicha ley, dando un ultimátum a Johnson hasta fin de mes para desistir de la misma.
En su criterio, si llegase a ser aprobada por el Parlamento británico, “lo más seguro es que se le vetará definitivamente para no llegar a ningún acuerdo, porque lo más importante para el bloque europeo es la seguridad jurídica”.
Consecuencias
Entonces, las consecuencias serían un “divorcio duro” entre Reino Unido y la UE, y este divorcio implica una situación de incertidumbre, que es muy difícil de solucionar para los ciudadanos y para ambos lados del Canal de la Mancha.
Se rompió un matrimonio que había tenido sus diferencias, pero del que nunca se había dudado en el largo plazo.
Más contundente es Jorge Iván Cárdenas, economista de la Universidad de La Salle, quien asegura que al no honrar sus compromisos, Reino Unido “pierde credibilidad y deteriora las relaciones con sus principales aliados comerciales, cosa compleja cuando el mundo está en recesión y materializando una depresión”.
En términos globales, señala que ya existen complicaciones para el comercio mundial en el marco de la pandemia del coronavirus, y “al romper estos acuerdos generaría mayores complicaciones e incertidumbre para los inversionistas”.
Para Cárdenas no es de extrañar que el primer ministro Johnson quiera deshacer el acuerdo, que entrará en vigor el 1 de febrero de 2021.
Una maniobra para negociar
Ángelo Flórez, internacionalista y profesor de la Universidad Santo Tomás, describe la situación como tensa entre las instituciones europeas y el primer ministro Boris Johnson, incluso se refiere a demandas que podría interponer la UE por un posible incumplimiento al acuerdo.
A su juicio, lo que está haciendo Johnson es una estrategia “para elevar su popularidad, hablarle duro a la Unión Europea y negociar puntos críticos, por ejemplo aspectos relacionados con el monto de dinero que tiene pagar Reino Unido” para retirarse de la UE.
Flórez confía en que lleguen a un acuerdo, aunque posiblemente tendrán que postergar la fecha de límite de acuerdo comercial, fijada para el 15 de octubre próximo, “porque tienen mucho que perder”.
Destacado
Reino Unido dejó de ser miembro de la UE el 31 de enero de este año y la decisión quedará en firme el 1 de enero de 2021.
Cifra
52% de los habitantes de Reino Unido votaría en contra del Brexit si se repitiera un referendo, como el de 2016.
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