El cambio avanza por encima de las piedras

César Picón

Por más que la oposición esté tratando de tergiversar la información y aprovechar el acceso a los medios masivos para tratar de difundir un supuesto ambiente de caos, la realidad está mostrando que en Colombia las cosas van por buen camino.
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Desde culpar al Gobierno por la escasez de gas en algunos departamentos, hasta exponer públicamente calificando de “culpables de acabar con el sistema de salud” a los congresistas que votaron positivo la reforma que pasó con amplia votación en la Cámara de Representantes, los detractores del Gobierno están desesperados por hacer ver una realidad distorsionada, con el claro interés de buscar fórmulas fáciles para recuperar el terreno perdido en las próximas elecciones regionales.

Sin embargo, por más medios que tengan para cumplir su cometido, les queda difícil ante los hechos objetivos que ciertamente son positivos. Los indicadores macroeconómicos están mostrando buen desempeño: la inflación ha venido bajando en forma sostenida, especialmente la de los alimentos que fue el mayor causante del alza de precios del año.

La economía ha crecido y aunque se han prendido las alertas por la disminución en las proyecciones de crecimiento para este año, el comportamiento será positivo, incluso por encima de países como Brasil o Chile que normalmente sobresalen como las economías más fuertes de América Latina. 

El desempleo, en consonancia con el crecimiento económico positivo, ha disminuido y ya se acerca a los niveles pre pandemia, una noticia alentadora especialmente para los jóvenes. Recientemente se conoció la noticia que el mes pasado Colombia había batido récord de inversión extranjera directa, lo que comprueba confianza en nuestra economía.

Lo que sigue es el impacto de las políticas sociales y reformas que impulsa con decisión el Gobierno. La reforma rural integral tendrá que empezar a reportar resultados tangibles en el mediano plazo: con una parte de la tierra fértil distribuida en forma eficiente habrá mayor producción de alimentos, más empleo rural y agroindustrial, y mejorará el PIB agropecuario; con una mayor oferta de alimentos, que incluso pueda sustituir importaciones, seguramente el precio de la comida ajustará a la baja y con ello se contribuirá al derecho humano a la alimentación, pilar del Plan de Desarrollo.

Con políticas de choque como la renta ciudadana que otorga medio millón de pesos a madres cabeza de familia, se proveerá de dignidad a aquellos hogares que ni siquiera podían alimentar a sus hijos, mientras las demás reformas van surtiendo efectos y puedan ofrecer oportunidades para cambiar de fondo las condiciones de vida de quienes siempre han permanecido excluidos. 

Con la próxima aprobación de la reforma laboral se recuperarán derechos para los trabajadores y por ende mayor capacidad adquisitiva. Con la reforma a la salud habrá un vuelco hacia la medicina preventiva que es cómo funciona en los países más desarrollados. Aprobada la reforma pensional, habrá recursos en los bolsillos de los viejos y viejas que trabajaron toda su vida pero no lograron una pensión, algo para sustentarse y eliminar las dependencias que muchas veces los someten a abusos y humillaciones.

Habría mucho más que agregar. Nuestra nación inició una era de cambios, no será fácil, siempre habrá quienes no quieran ceder sus privilegios, pero si algo es seguro es que este Gobierno no claudicara en el propósito de construir las bases de una patria justa y en paz.

CÉSAR PICÓN

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