Tareas para el ordenamiento de la ciudad

Jaime Eduardo Reyes

Ibagué es una ciudad que ha perdido el rumbo de su desarrollo urbanístico, por lo menos así lo afirman muchos arquitectos y expertos en urbanismo. La sobredimensión poblacional al plantear a Ibagué con un millón de habitantes provocó que el POT estableciera supuestos errados y proyecciones equivocadas.
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Existen varios conflictos fuertes, entre lo público y lo privado, frente a las escalas territoriales y con las necesidades locales. La ordenación del territorio no ha estado en función de los ecosistemas estratégicos.

Durante los últimos meses se ha escuchado las denuncias de los residentes de Calambeo y El Vergel relacionadas con desarrollos urbanísticos propuestos por constructoras, que amparadas en normas controversiales como el demandado Plan de Ordenamiento Territorial POT, ejecutan proyectos que van en contravía de las aspiraciones urbanísticas de las comunidades.

En Ibagué no se ha podido crear o construir un modelo urbano. Preocupa el tratamiento dado a la morfología y la dimensión espacial. Las preguntas que están sobre la mesa son: ¿Existe una visión de ciudad?, ¿qué tipo de ciudad debemos construir?, ¿una ciudad concentrada o difusa?, ¿la expansión inmobiliaria orienta la visión de ciudad?

La respuesta la debería dar el POT, este debería ser el pacto social, que soportado en los fines de interés común, sostenibilidad ambiental y la preservación del patrimonio, orientara el desarrollo urbanístico; sin embargo, en nuestra ciudad, el POT sólo cumple la función legal, su legitimidad está en duda. El Plan es un pacto que indica cómo se va a construir colectivamente un territorio, eso no ocurre en este municipio. ¿Qué mínimos debería contemplar?

El POT de Ibagué debe reconocer y respetar el medio natural. Urge consolidar el paisaje como sistema, con sus implicaciones ambientales y funcionales, en sus escalas panorámicas y vivenciales. Potenciar la riqueza morfológica, de flora y fauna, y paisajística.

Se debe buscar calidad de vida, justicia social, desarrollo económico y sostenibilidad ambiental. En ningún caso el perímetro urbano podrá ser mayor al perímetro de servicios públicos o sanitarios.

El POT debe tener en cuenta el cuidado de los paisajes, el medio ambiente, el desarrollo económico y el respeto del patrimonio. Es importante recuperar las fuentes hídricas. Pensar en sistemas y estrategias dentro del ordenamiento que promuevan el cuidado de los bienes ambientales para evitar o mitigar el posible impacto de las crisis climáticas, por ejemplo, el modelo de transporte debe ser revisado y repensado, se requiere uno moderno y no contaminante.

Y mientras se tiene un POT moderno, las denuncias de las comunidades reclaman una respuesta oficial a la pregunta: ¿Qué pueden hacer como comunidad para evitar que se les atropelle por los desarrollos urbanísticos, qué deben esperar del gobierno?

JAIME EDUARDO REYES

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