El compromiso y la tenacidad del profesor Néstor Roberto Cardoso Erlam, nos entrega el texto “Historia Ilustrada de la Educación, Siglos XIX y XX, con especial énfasis en el Tolima”, una investigación que ha adelantado por más de quince años y también una exposición temporal en la que se evidencia el sesgo punitivo que siempre ha caracterizado nuestra educación y que obedece a concesiones medievales y retardatarias que aun en nuestros días se camuflan con posiciones políticas.
La lectura de este libro, profusamente ilustrado, genera sentimientos diversos para personas mayores y enormes sorpresas para las nuevas generaciones que no alcanzan a imaginar cómo tuvimos que pasar por el dolor físico y la amenaza psicológica para tener acceso a un conocimiento, mediado por una rígida y estrecha visión que nos impedía la libertad de credo religioso y político.
Cardoso Erlam presenta una panorámica de temas centrales en la historia de nuestra educación. Me detengo en la reflexión sobre la injerencia del pensamiento eclesiástico – conservador y el liberalismo, a través de sus propuestas y discursos pedagógicos que han direccionado prácticas como el castigo, el adoctrinamiento religioso y la pérdida de la autonomía y la libertad de los individuos y con ejemplos extraídos de la realidad, nos aclara el origen de nuestros males presentes.
El autor nos habla del papel alienante que cumplieron los catecismos, el concordato y las encíclicas, documentos donde se fijaban las orientaciones pedagógicas que, con la dirección del clero, hicieron parte del sustento ideológico impuesto mediante acciones de denuncia, condena y hasta excomunión para quienes se salieran de la rigidez de las normas y los preceptos.
Los textos escolares contribuyeron en gran medida a la difusión de estos discursos religiosos que impedían la libertad de cátedra, porque, no podía haber verdad distinta que la difundida por el clero y hábilmente este se apropia de sentimientos como el culto al patriotismo. Los “héroes” provenientes de las élites del poder, una alianza de larga tradición, fueron quienes nos dieron la libertad y desconocieron a la población afro - descendiente, esclavos, indígenas y campesinos que fueron realmente los combatientes directos. Estos libros también reproducían el etnocentrismo. Por ejemplo los futuros maestros de la Normal Superior de Ibagué repetían en sus clases que “La raza blanca además de contener el tipo de belleza y armonía de las formas humanas, goza de mayor fuerza intelectual”.
A través de las páginas de este interesante libro, del Sello Editorial de la Universidad del Tolima, uno encuentra pistas significativas para la comprensión de las verdaderas raíces que nos han manipulado y no han permitido que nos liberemos de las secuelas de esa educación confesional que nos arrastra hacia los abismos del dogma y el autoritarismo.
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