Caminante no hay camino, se hace camino al marchar

libardo Vargas Celemin

La paranoia que está viviendo el país impulsada por el propio gobierno resulta exagerada. El paranoico “siempre busca pruebas para apoyar sus sospechas”, sin importarle los perjuicios que pueda ocasionarle a las personas o a las colectividades, lo único que le interesa es defender su “verdad”.

Duque y su equipo ha logrado despertar desconfianza en todo el país, generando un ambiente de zozobra con el argumento de que la marcha está dirigida por el terrorismo internacional y auspiciado por los opositores y críticos de su gestión, cuando de lo que se trata es de hacer uso de un derecho constitucional frente a las situaciones que afectan a la mayoría del pueblo colombiano.

En las marchas hay infiltrados de diversos orígenes, algunos bien pudieran provenir de “patrioteros” que dicen defender al gobierno a como dé lugar, actitud que busca justificar el despliegue militar que se montó para ocultar los errores crasos que ha cometido Duque. Claro que hay que evitar la violencia y actuar contra ella, pero no confundir el control del orden público con el amedrentamiento y la cacería de brujas.

El gobierno, apoyado por algunos medios de comunicación insisten en negar la justeza de la marcha y hablan hipócritamente de defender el derecho constitucional a la protesta, mientras amenazan y le piden a los trabajadores que no falten a su labor. Pero no entienden que cada vez son más los que no creen en sus falacias, las que apuntan a proteger a los dueños del poder y a los políticos que entregan su conciencia por míseras monedas.

Un solo hecho bastaría para realizar movilizaciones, por ejemplo que tal la indolencia con que asumió la tragedia de los niños bombardeados en el Caquetá y su despectiva respuesta a un periodista:

“De qué habla viejo?”. La marcha habla de promesas incumplidas como el Fracking, la no inclusión de los puntos de la consulta contra la corrupción; del incumplimiento del proceso de paz.

¿Será que la muerte de líderes sociales e indígenas no es razón suficiente para exigir que se detenga esta masacre? O que se solucione el problema de salud que sufrimos los colombianos? Pero no, para el gobierno, su partido y sus patrocinadores no hay motivos suficientes y diluyen unas respuestas concretas a esta problemática, mientras avanzan en el propósito de judicializar la protesta social reeditando una nueva versión del “Estado de sitio” de años atrás. Olvidan que la autoridad solo se alcanza con el respeto a los derechos, con el diálogo y con la solución de problemas vitales del país.

Hoy, caminaremos en paz y, parafraseando al poeta español Antonio Machado iremos cantando con Jean Manuel Serrat, “caminante, no hay camino, se hace camino al marchar”.

lcelemin2@gmail.com

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