¡El negocio de la salud!

La salud en el Tolima está en crisis, y no solo en nuestro departamento sino en el país entero. El sistema regulado por la famosa Ley 100 de 1993, pareciera que necesita urgente de una reforma estructural, que permita recordarle a políticos y directivos de las EPS, que la salud es un servicio y un derecho fundamental, y no un negocio que debe generar riqueza.

Desafortunadamente, por estos días, no solo la situación del Hospital Federico Lleras tiene en alerta al servicio médico de la región, sino el cierre de camas de servicio pediátrico en algunas USI de Ibagué. La razón, nada tiene que ver con la ausencia de pacientes, ni dolencias, sino con un interés meramente económico, pues para los centros médicos y entidades privadas, aquello no genera dividendos, tal y como por ejemplo puede ocurrir con pacientes adultos, a quienes en algunas instituciones le han dado prioridad por encima de los más pequeños.

De la misma forma, el temor a contratar servicios con las EPS, teniendo en cuenta los antecedentes del gran robo de Saludcoop, y el cual, en gran medida tiene en crisis a varios hospitales, incluido el Fedelleras, ha generado un ambiente de desconfianza, a tal punto que ya ninguna clínica o entidad quiera realizar convenios con las mismas.

Además de la vulneración de los derechos de los niños, alertado incluso por la Sociedad Colombiana de Pediatría, hay que decir que con el cierre de camas como está ocurriendo en Avidanti y Esimed, quienes también se ven mayormente afectados son los padres de familia, pues angustiados, y en muchas ocasiones con muy pocos recursos, se ven “a gatas” para desplazarse a otros municipios como Girardot, Manizales y la misma Bogotá. Aunque se conoce que por esa misma razón es que se están cerrando las camas, porque actualmente las EPS están remitiendo a otras ciudades y no aquí por econtrar mejores precios. O sea, prima el interés económico de la EPS y no del paciente y familiares.

Actualmente el cupo de camas para cuidado intermedio pediátrico y cuidado intensivo en Ibagué, muy seguramente no supera las 20, y lo más preocupante es que nuestra capital es vista en el departamento como la opción principal y más accesible en problemas neonatales, respiratorios, cardiovasculares. Por más voluntad que puedan tener los profesionales de la salud, las condiciones no están dadas, y pareciera que a nadie más le importa.

Frente a ello, no queda más que decir que un servicio tan vital y necesario como el pediátrico, no debería estar sujeto a si es rentable o no, y es sumamente necesario que se abra el debate sobre las agonizantes condiciones del servicio de salud en nuestro departamento, el cual pareciera ir de mal en peor con el pasar de los días.

Sea esta la oportunidad para solicitar un pronunciamiento respectivo al gobernador Óscar Barreto y el alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo, médico cardiólogo de niños, y quien no viene llenando las expectativas frente a este tema, como recientemente lo expuso el Concejal Pedro Mora. La salud está enferma y aquí pareciera no haber quien la cure.

REDACCIÓN EDITORIAL

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