La deserción escolar en el campo, el enemigo por vencer

Esperamos que se logre llegar a un acuerdo entre la Secretaría de Educación y los padres para que los 158 jóvenes de la vereda Papagalá puedan terminar sus estudios de forma satisfactoria.

Los estudiantes y la comunidad de la Institución Educativa Papagalá de Saldaña se encuentran protestando, porque les han descompletado la nómina de maestros. 

Hace dos años se quedaron sin docente de inglés y este año fueron trasladados los de Preescolar, Educación física y Ciencias sociales. 

La situación no es sencilla de resolver y es similar a la de muchas instituciones de las zonas rurales: la deserción. El secretario de Educación departamental explica que Papagalá cuenta con tres sedes a las que acuden 158 estudiantes; sin embargo, el Ministerio de Educación exige que estas deben contar con mínimo 200 alumnos, pero en los últimos años no se ha conseguido aumentar la matrícula.

Debido al bajo número de estudiantes matriculados, la Secretaría de Educación del Tolima planteó que fueran trasladados a la Institución Roberto Leyva, pero esta es una alternativa que no quieren los padres de familia, pues consideran que este colegio no es el adecuado, entre otras razones, por su localización (en la vía hacia Guamo) y porque no les garantizan a sus hijos el transporte.

La población de las zonas rurales es la que cuenta con mayores enemigos para acceder a la educación. En primer lugar, las grandes distancias que deben recorrer a diario son un desestímulo, porque el transporte escolar no contempla todo el año lectivo; así mismo, muchos escolares deben ayudar a sus padres en las faenas del campo o del hogar, por lo cual se ven obligados a madrugar y llegan extenuados a las aulas. En otros casos, un solo profesor debe atender simultáneamente varios grados.

Las condiciones de las aulas, la precariedad de los servicios públicos, la falta de conectividad, la carencia de tecnología, lo mismo que las dificultades económicas de las familias, que llevan a los jóvenes a salir en busca de trabajo, son barreras que hacen que cerca del 70% de los niños y jóvenes colombianos que no acceden a la escuela se hallen en el campo.

Para la supervivencia de la Institución Educativa Papagalá y de otras de las zonas rurales en el Departamento se requiere la combinación de estrategias, no solo de carácter pedagógico, sino también de conseguir que los escolares del campo puedan superar la brecha que no les permite llegar siquiera a concluir sus estudios de bachillerato y mucho menos alcanzar la anhelada meta de obtener un título profesional. 

Esperamos que se logre llegar a un acuerdo entre la Secretaría deEducación y los padres para que los 158 jóvenes de la vereda Papagalá puedan terminar sus estudios de forma satisfactoria.

EDITORIAL

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