Cultura de prevención

El papel aguanta todo, pero a la hora de la verdad las acciones tan bien planificadas no se ejecutan.

Ibagué amaneció ayer colapsada por cuenta de las fuertes lluvias. A la falta de agua potable, que ya completa seis días en amplios sectores de la ciudad, se añadieron los deslizamientos, inundaciones y caída de árboles que afectaron viviendas, vías y puentes en la Guabinal, Mirolindo en el sector de Picaleña, El Totumo, la Variante en el sur y Boquerón en la vía hacia Coello Cocora, Villa Pinzón, el Arado, Ciudad Luz, El Bosque, La Martinica y Santa Cruz, mientras que en otras zonas se interrumpió la energía y por consiguiente los semáforos quedaron fuera de servicio.

La reacción de los organismos de socorro fue oportuna para atender las emergencias, pero el servicio de luz se tardó horas en ser restablecido, y en los sitios sin energía en los semáforos no hubo presencia de agentes de tránsito para agilizar la circulación de vehículos (seguramente no fueron porque se mojaban).

Latinoamérica es una región particularmente vulnerable a los desastres como inundaciones, deslizamientos y terremotos. Por esta razón, desde la década del noventa del siglo pasado comenzó a hablarse de prevención y de mitigación, en lugar de responder solo a las emergencias y atender los desastres.

En Colombia estamos lejos de tener una cultura de prevención, porque, aunque existe la normatividad (en 2012 se creó Sistema Nacional de Gestión del Riesgo de Desastres) y el Ideam pronostica con acierto los cambios de clima, no se presupuestan los recursos suficientes para la construcción de obras que mitiguen los riesgos, no hay planificación urbana y los ciudadanos no saben cómo deben actuar ante una emergencia o evitar que esta ocasione mayores daños.

En enero, el Ideam advirtió sobre la disminución de las lluvias en los siguientes meses, pero solo después de varias semanas de sequía, las autoridades territoriales comenzaron a aplicar medidas correctivas. Igual sucedió con la temporada invernal, pues desde hace un par de meses el Ideam alertó sobre el aumento de las precipitaciones, mas no hubo acciones para atenuar los riesgos.

¿Qué se está haciendo para disminuir el riesgo de deslizamientos? ¿Qué obras se están ejecutando para reparar los puentes que están en peligro de desplomarse? ¿Los ibaguereños son conscientes de que si arrojan basura a las fuentes de agua y al alcantarillado es más probable que ocurran inundaciones en sus casas? ¿Existe algún control para evitar asentamientos ilegales en zonas de riesgo? 

El papel aguanta todo, pero a la hora de la verdad las acciones tan bien planificadas no se ejecutan.

El Nuevo Dia

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