Es una integración de rasgos y rutinas que se niegan a desaparecer, Dilia Poloche, líder e integrante de la comunidad Zanjahonda, en Coyaima, rememora una infancia en la que todo, “desde un tinto en adelante, se tomaba en totuma y en olla de barro, pero ahora se está perdiendo”.
Ella y su comunidad no se rinden. Es una tradición que “vamos a ver cómo la recuperamos” y muestra de ello es este testimonio vivencial, en la celebración del Día de las Mujeres Indígenas, en la que participaron representantes de resguardos de Cauca, Putumayo, Nariño y Tolima para entregar esa voz de resistencia.
Conocimiento para todos
El propósito de esta jornada, organizada por Universidad Inclusiva, fue acercar los saberes de las mujeres indígenas a los estudiantes de Unibagué. Con un conversatorio como componente inicial, las siete invitadas mostraron que la manera en que ellas tienen de ver el mundo y sentir el territorio es única.
Todo lo que ocurre es el llamado de la madre Tierra, es el legado que aún, ante el fluir de un mundo cada vez mediado por los aparatos y por la incredulidad en la sabiduría ancestral, sobrevive y vale la pena ser difundido, por eso la participación de mujeres como Agustina Yalanda Tumiña, del resguardo Misak, en Cauca.
“De mi medicina, lo que he aprendido, no tengo recelo para compartir con otras personas. Me gusta enseñar y acompañar. Si se muere una partera sin enseñar, hasta ahí llegó todo. El conocimiento no es para esconderlo: es para entregarlo a otras comunidades”, cuenta ella, partera y experta en plantas medicinales.
En su departamento aún hay parteras trabajando con los estudiantes en los resguardos y acompañando a las mamás en primera infancia. Con médicos tradicionales irrigan esa sabiduría en Nariño, Quindío, Valle del Cauca, Cundinamarca, Risaralda y Huila, porque su intención es que “las abuelas parteras se levanten y enseñen a las que quieren aprender. Es lo que se tiene que hacer para volver a fortalecer” estas prácticas.
Hay que defender el territorio
También es contundente el mensaje de Diana Collazos Cayapú, de la comunidad Nasa, en el norte del Cauca: “En un contexto de ciudad es bueno mostrar que existen diferentes pueblos y aún nos negamos a desaparecer, mantenemos viva nuestra identidad, nuestros tejidos y nuestra forma de expresarnos”.
Siguen luchando por la defensa territorial y por una reivindicación vista como interesante, en el sentido de que hay compañeras buscando una respuesta a ser mujer. No van a luchar solas, “sino al lado del compañero”, porque los hombres están interesados en eso y “en cómo la Universidad busca esos espacios”.
Lo vivido en la celebración del Día de las Mujeres Indígenas es la evidencia de que el saber tradicional se manifiesta de muchas maneras, partiendo de la manera de pensar, y que con mucha creatividad y el impulso de las autoridades y de la sociedad en general se garantizará como un patrimonio vivo en el largo plazo.
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