Esta fue una de las conclusiones de la tesis Efectos tóxicos asociados a los metales pesados del río Magdalena sobre Pimelodus blochii (nombre científico del nicuro o barbudo), a través de citometría de flujo, presentada a finales de 2011 por Érika Viviana Díaz Aguirre, para optar por el título de bióloga, en convenio entre las universidades del Tolima y de Antioquia.
En el estudio efectuado con peces y cuerpos de agua del río Magdalena a su paso por Purificación, Flandes, Ambalema y Honda, cuatro importantes puertos del Departamento, la hoy biologa logró detectar la presencia de materiales pesados en los tejidos musculares y hepáticos de esta especie, a través de absorción atómica y ultravioleta visible.
Entre los niveles más altos está el plomo y en los más bajos el cadmio, advierte el documento, que también señala que con esto se reafirma la capacidad que tienen los peces como organismos centinelas en los ecosistemas acuáticos, pues como es sabido ellos son un indicador importante a la hora de detectar contaminación, pero también esto implica que su consumo se podría convertir en un problema de salud para las poblaciones que se alimentan de este recurso.
Dicha concentración de materiales pesados se debería a varios factores, la descarga de los desechos de múltiples actividades industriales (plaguicidas y fertilizantes), que por procesos de lixiviación o de drenaje son arrastrados hasta el río; así como la desembocadura de las aguas del río Bogotá, cuyas concentraciones de metales pesados están por encima de los niveles máximos permitidos, lo que genera alteraciones físico-químicas en el ecosistema acuático y afecta la dinámica de las poblaciones que habitan en el.
“El nicuro que es la especie más común de este afluente y la de mayor importancia económica dentro de los peces pequeños, se ha visto afectado por el deterioro ambiental de la cuenca y del río mismo, lo cual se ha visualizado en la disminución de cerca del 48 por ciento del recurso”, se lee en un aparte del documento que contó con la asesoría de los especialistas Antonio José Guío Duque y Mauricio Rojas López.
Reducción de talla
Otro de los datos relevantes de este documento está en que la mayoría de los peces estudiados presentaban una variación de talla, la cual está reglamentada en 18 centímetros para su pesca. Los capturados eran menores a 15 centímetros y ya estaban listos para llevar su ciclo de reproducción, lo que demostraría la influencia que está ejerciendo el hombre sobre esta especie, que la está obligando a madurar aceleradamente.
Resumen
Las mayores concentraciones de plomo fueron colectadas en los peces de los puertos de Purificación y Ambalema, lo curioso es que en estas zonas se hallaron niveles inferiores de este metal en el agua, lo que sugiere que posiblemente la vía de entrada de este metal al organismo sea alimenticia y no por contacto directo.
Dato
Se analizó el tejido muscular porque es el alimento que consume el ser humano, y en el hígado (tejido hepático) porque es el órgano metabólico de excelencia de los peces y donde más se suele acumular este tipo de metales.
Concentraciones de plomo, cromo y cadmio fueron detectadas en nicuros del río Magdalena, en cantidades que aunque no son muy altas, sí superan lo permitido por las normas de salud.
Credito
EL NUEVO DÍA
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