PUBLICIDAD
¿A veces le parece que las cosas no tienen sentido y eso le resta las ganas de hacer cualquier cosa? Todos, en ciertas épocas, nos sentimos así. Hablo de esos días en los que nos levantamos desganados o ‘faltos de interés’ por la vida misma.
Los momentos de crisis, las adversidades y en general las situaciones difíciles hacen que nuestra mente se desenfoque de lo que verdaderamente tiene importancia. ¡Así las cosas, el entusiasmo mengua!
Es relativamente ‘normal’ que esa apatía suela embadurnarnos de vez en cuando y, como toda emoción, es preciso reconocerla, aceptarla, dejarla fluir y manejarla.
Al fin y al cabo nuestro mundo es un ‘poco de todo’ y también está lleno de miedos, zozobras y tristezas.
Y de manera precisa esos sentimientos, que a veces tildamos de “negativos”, hacen parte de la existencia; solo hay que saberlos interpretar.
Hoy día estamos presionados a dar resultados y, supuestamente, debemos ser prósperos y felices. Y no es que esté mal conseguir metas; no obstante, también es válido aceptar esos momentos de flaqueo en los que la desesperanza se nos pinta en el rostro. Como quien dice, “el desánimo también está dentro de las posibilidades”.
Debemos entender que las épocas de neutralidad o aquellas en las que estamos ‘bajos de nota’ llegan y ellas no significan que sea el fin del mundo.
Yo sé que incluso desde esta página todo el tiempo nos motivamos a ver la parte positiva de la existencia y, en cierta medida, cuando algo nos sale mal, un halo de frustración nos embarga. Pero tengamos presente que lo ‘malo’ no es la carga emocional que llevamos a cuesta, sino la manera como la ‘interpretamos’.
Es decir, sentirse desanimado no es lo grave, sino la forma como experimentamos ese momento.
Lo importante es no mantenernos mucho tiempo en esos estados grises porque, sin siquiera sospecharlo, podríamos poner en jaque nuestra cotidianidad. Además, tales episodios de desgano podrían ser el abrebocas de ráfagas de tristeza e incluso nos podrían arrojar a la depresión.
El primer paso es identificar cuáles son las causas que nos hacen sentir así, hacernos conscientes de ellas y ponerles una solución lo antes posible. Y la herramienta más poderosa que tenemos para hacerlo es nuestra fuerza de voluntad.
Sin echarnos a morir, es preciso encender las alarmas. Ello implica permitir que los pensamientos tristes se aquieten y, además hay que pedirle a Dios que nos dé claridad, fortaleza y sabiduría para salir adelante.
VISTO BUENO
Reflexionar
Hay muchas maneras de reflexionar sobre nosotros mismos: podemos hacerlo con los errores que cometemos a diaria o a la luz de la palabra de Dios. ¡A veces son otros los que señalan nuestros defectos! Como sea, siempre tendremos la oportunidad de ser mejores personas.
‘Mini...balance’
Aunque el balance personal puede significar cosas distintas para cada individuo, pasado mes y medio del presente año, haga una pequeña evaluación de cómo va con las ideas que usted se planteó aquel 1 de enero de 2023. ¿Va por buen camino?
El descanso
Dormir la cantidad de horas adecuadas es importante para sentirse fresco y enfocado. ¡Pilas, porque perder horas de sueño también puede afectar su ánimo! Mejore su calidad de vida con buenos hábitos y con una dosis de descanso ininterrumpido.
¡CUÉNTENOS SU CASO!
Las inquietudes asaltan con frecuencia a nuestro estado de ánimo. No obstante, con cada cuestionamiento tenemos una posibilidad más para afrontar un nuevo horizonte, ya sea razonando o aplicando sanas estrategias para el alma. ¿Cuáles son esos temores que lo afectan en la actualidad? Háblenos de ellos para reflexionar al respecto en esta página. Envíe su testimonio a Euclides Kilô Ardila al siguiente correo: eardila@vanguardia.com En esta columna, él mismo le responderá. Veamos el caso de hoy:
Testimonio: “A mis 25 años paso por una crisis de fe. Con tantos problemas a cuesta, estoy sintiendo que se me apaga la luz de la esperanza. Eso me aterra porque, en cierta medida, percibo que me alejo de Dios. En su caso, ¿qué hace para nutrir su relación con Jesús? Se lo pregunto porque los problemas me restan fuerzas y no sé qué hacer. Deme un consejo”.
Respuesta: Tras afrontar vicisitudes, algunos de mis lectores, al igual que usted lo hace hoy, me han confesado que sienten que se les enfrió la relación con Dios.
¿Qué le puedo recomendar a usted? Tal vez el mundo en el que hoy vive parece más lejos de lo que la fe le aseguraba ayer; sin embargo, en su caso le corresponde hacer acopio de entereza.
No permita que la fe se le escurra, entre otras cosas, porque ella es la ‘gasolina’ que le hará trascender y superar los obstáculos.
¡Permanezca firme con Dios!
En mi caso, cuando atravieso por situaciones complicadas, suelo recurrir a la oración y ella me hace revitalizar mi espíritu.
Y si bien le oro al Señor y le solicito que me ayude a mantener la confianza en su Divina Providencia, no paro de hacer las cosas que sean necesarias para solucionar mis asuntos.
¡De ese modo me revitalizo!
No cese de orar y pídale al Creador fuerzas. ¡Claro está que resucitar la fe no se da de un día para otro; es un proceso que lleva su tiempo.
Invoque una gota de paciencia para saber recomponer su camino sin desmoronarse. Jesús le dará una mano y con su fe encendida abrirá su corazón y volverá a sentir sus ganas de vivir.
¡Hágame caso! Está demasiado joven como para desistir de su felicidad.
Dato
- El desánimo casi nunca se puede ocultar. Lo grave es que él se traduce en una fea emoción que suele dar al traste con nuestra cotidianidad.
Más noticias
- ABC para hacer ejercicio al aire libre en días soleados
- Bailar bajo la lluvia: un llamado a la resiliencia
Comentarios