La tragedia
Clemencia Jiménez, esposa de José, quien tenía 38 años, contó que a eso de las 11:00 a.m. del sábado salió con él a buscar lo del almuerzo al frente de su casa. Ella no vio nada, solo escuchó el disparo y, como si fuera una dolorosa película en cámara lenta, vio a José caer sin vida.
“Fue un disparo en la cabeza. No me di cuenta de nada, solo vi a un joven corriendo por la esquina a pie. Yo lo único que hice fue coger a mi esposo”, dijo Clemencia.
José no alcanzó a llegar a ningún centro médico pues la muerte llegó por él muy rápido. Clemencia explicó que todo fue confusión. “Él no estaba amenazado, si él me hubiera dicho que él tenía amenazas, yo trato de irnos de esa casa, aunque no nos podíamos mover sin la autorización del juez. Si yo hubiera visto que le iban a disparar, yo me hubiera metido. Hubiera dado la vida por él, pero sentí la ráfaga en la oreja”, lamentó.
Desconsuelo. Clemencia contó que su esposo llevaba un año y un mes en prisión. El juez le había ratificó la detención domiciliaria, pues Milena*, la niña de ocho años que presenció todo, no se podía separar de su padre. “Mandaron a una trabajadora social que hablo con la niña en una entrevista y lo único que habló fue de su papá. Y el juez dijo que no le podía quitar el derecho de tener el papá a su lado, porque era el único sustento de ella”, explicó la desesperanzada mujer.
Agregó que “ahora cómo le explico a mi hija que su papá no va a estar. Ellos eran el uno para el otro él era el ojo derecho de Milena y ella era el ojo izquierdo de él”.
El cuerpo de José fue trasladado a Mariquita, Tolima, su tierra natal donde está toda su familia. Allí se realizarán sus honras fúnebres. “Creo que este caso se va a quedar sin investigar. Tengo una corazonada de que las autoridades no nos van a ayudar a capturar al responsable”, concluyó.
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