Un grupo de ciudadanos, molestos por la lentitud en los cobros, tomó la decisión de levantar las talanqueras del peaje, permitiendo el paso libre de vehículos y causando largas filas y confusión entre los conductores. Con carteles y gritos de protesta, los manifestantes exigieron soluciones inmediatas a lo que describieron como una mala gestión operativa.

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El principal reclamo se centró en los extensos tiempos de espera que, según los usuarios, afectan significativamente sus trayectos diarios. A pesar de los esfuerzos del personal del peaje para agilizar los procesos, los tiempos de atención no han mejorado, lo que ha incrementado el malestar.

Hasta el momento, las autoridades no han emitido un pronunciamiento oficial sobre la situación.